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6 señales de que te estás convirtiendo en tu mamá

Llegó ese punto de la vida en que cada vez compartes algo más que físico con tu mamá

Parecerte físicamente a tu mamá inevitablemente tiene que ver con la genética, pero hay un punto en el ciclo de la vida en el que comienzas a tener una transformación física y mental que te hace pensar que sin duda alguna, te parecerás a ella cuando llegues a su edad.

Comienza utilizando las mismas frases que ella y cuando menos te das cuenta, haces lo mismo que muchas veces viste como «absurdo» o «molesto» (sólo que ahora lo vez como algo en lo que tu madre tenía razón). ¿Te suena conocido? Estas señales te harán darte cuenta de que te estás convirtiendo en ella.

Nada es realmente «basura»

Toda mamá ve potencial en cualquier caja, mueble o suéter viejo. Todo sirve como recipiente para almacenar la comida de la semana así como toda caja metálica de galletas sirve para guardar agujas e hilo. Y sobre la ropa acumulada, si tienes hermanos menores, sabrás que mamá la está guardando para que la usen. Pero es una realidad y si en estos momentos te estás independizando o al menos tratando, te habrás dado cuenta de lo caro que es todo así que has comenzado a ver el mismo potencial en todo.

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Te obsesionas con la limpieza 

Podrás ser una acumuladora de tesoros (véase punto 1) pero JAMÁS permitirías que tu espacio estuviera sucio. De pequeña quizá  te molestaba la insistencia de tu mamá por limpiar todo, aún cuando no estuviera ‘taaan’ sucio. Hoy te has convertido en una master de la escoba y el trapeador, cosa que antes ni de broma tocabas (¡hasta pones música y lo disfrutas!). Y por supuesto, siempre cargas gel desinfectante o toallitas húmedas en tu bolsa «por si tocas cualquier cosa que tenga gérmenes».

Te has vuelto un poco paranoica

Esa paranoia que tenía tu mamá cada vez que se preguntaba en voz alta «¿cerré la llave de gas?»,»¿habré cerrado las ventanas?», «voy a ver si está bien cerrada la puerta», se está manifestando en ti.  Ahora cada vez que sales de casa, no dudas en regresar cuantas veces sea necesario para asegurarte que cerraste puertas y ventanas. Tienes duplicados de tus llaves porque te aterra perderlas, siempre cargas con un suéter por si te da frío «no te vayas a resfriar».

Con lo que cargas en tu bolso, podrías sobrevivir en una isla desierta

Tu bolso dejó de ser «lo menos estorboso posible» al bolso de Mary Poppins. Ahora no sólo cargas llaves, cartera, credenciales y celular sino que además llevas bálsamo labial (por si se te secan los labios), medicamentos (por si te da migraña), una botana (por si te da hambre), cepillo de dientes y pasta (por si tienes que hablar con alguien), pañuelos desechables (por si tienes mocos), toallas sanitarias y gel antibacterial (por si tocas algo sucio), una agenda (porque al parecer el celular no es suficiente) y por supuesto sobres de café y enducolorante. Tal y como hacía tu mamá, ahora sabes que puedes salvarle la vida a «tus amiguitos» con lo que traigas en tu bolso.

Disfrutas salir por la despensa

Seguramente una de las frases más recurrentes de tu mamá era «tengo que ir al súper» y si llegaba a pedirte que la acompañaras, refunfuñabas a más no poder. Hoy se ha convertido en una de tus actividades favoritas. Hasta lo haces sin que realmente necesites algo. Ahora, no sólo has memorizado cada pasillo del supermercado, sino que también tienes perfectamente calculado en qué orden moverte para terminar más rápido. Si ves algún stand con muestras gratis, no dudas en «preguntar» para que te den a probar. Ah sí, y haces una lista con lo que necesitas (porque tu memoria puede traicionarte y lo que más odias es regresar y darte cuenta de que algo faltó).

Te sientes segura de tu look, no importa lo que lleves puesto

Seguramente cuando eras más joven te preocupabas en exceso por tener la última tendencia puesta y cuidabas tu accesorios al máximo. Pero a diferencia de ti, tu mamá podía ponerse la chaqueta más ridícula y aún así la veías de lo más tranquila. Hoy te has dado cuenta de que no estaba tan equivocada al sentirse bien con la ropa que elegía. Ahora tienes la confianza de salir en unos yoga pants y una t-shirt con estampado psicodélico…o algo realmente ridículo.  De hecho, ya ni sabes qué está de moda.

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