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Ecología social: Cuando las relaciones humanas se vuelven fundamentales para el cuidado medioambiental

Las ideas de la ecología social nos empujan a replantearnos el rol de nuestras relaciones para conseguir un desarrollo sustentable y armonioso con el medioambiente.

Los conflictos medioambientales son un tema preocupante en Latinoamérica. Sin ir más lejos, en Chile el uso indiscriminado del agua, los proyectos energéticos contaminantes, la minería a cielo abierto, los conflictos en tierras ancestrales, son una constante. Ya sea por la falta de políticas públicas o por cuestiones culturales, lo cierto es que en Chile y Latinoamérica es necesario encaminarse a un desarrollo sustentable.

La ecología social plantea justamente esto: una relación armoniosa, entre quienes coexisten en un entorno, de manera perdurable en el tiempo. Sin embargo, a diferencia de otras posturas ambientalistas, expone que la causa del deterioro del medioambiente, tiene un profundo arraigo en las relaciones que históricamente hemos construido como sociedad, y que su reformulación es vital para avanzar en la solución de los conflictos ambientales.

La obra del teórico norteamericano Murray Bookchin, quien fundó la ecología social como escuela filosófica, es fundamental para entender este proceso, sobre todo en países como Chile, donde según un estudio del Consejo Nacional de Innovación para el Desarrollo (Cnid), se llegó al puesto número 12 del Atlas de la Justicia Ambiental, con un total de 46 conflictos, a principios de este año.

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Las ideas de dominación

La obra de Murray Bookchin nos presenta un cuestionamiento sobre los orígenes del deterioro medioambiental que atraviesa nuestro planeta. Para el norteamericano, fundador y promotor de la ecología social, las causas de estos perjuicios subyacen a las relaciones que perciben las sociedades, cuestión que lo impulsa a realizar un recorrido histórico desde el mundo primitivo hasta nuestros días.

Uno de los elementos claves para entender la raíz de este detrimento, está en la comprensión de las jerarquías, concepto que encapsula los antagonismos que con el tiempo dieron origen a formas de dominación sexual, étnicas, de estatus, clases, y, en general, de opresores y oprimidos. Para el historiador y filósofo, lo que en los humanos es visto como algo natural, dista de las relaciones que existen en el mundo no-humano, donde se pueden percibir diferencias de estatus y roles, pero no jerarquías como sistemas organizados de mando y obediencia. Así lo consigna el mismo Bookchin en el texto Rehacer la sociedad: Senderos hacia un futuro verde:

El truco de toda élite dominante, desde el comienzo de la historia hasta los tiempos modernos, ha sido identificar sus propios sistemas jerárquicos de dominación social, con la vida comunitaria como tal, teniendo como resultado que las instituciones hechas por el ser humano adquieran una sanción divina o biológica.

El principal problema, expresa, se presenta cuando los humanos se dominan entre sí e intentan justificar dicha dominación, hoy día institucionalizada, con un paradigma biológico. La ecología social plantea que no es la competencia, sino las relaciones de apoyo mutuo y solidaridad, las que pueden ayudarnos a vivir mejor. Por el contrario, fueron las ideologías centradas en la dominación las que distanciaron al humano de la naturaleza. Esta tensión ha llevado a ver el mundo natural como meros recursos económicos y es el origen del daño indiscriminado hacia los entornos naturales y otras formas de vida. Sin embargo, la misma subjetividad que nos llevó a este punto, es la que la que también nos coloca en un rol decisivo. Tenemos la posibilidad de influir en nuestro propio desarrollo.

El proyecto ecológico

El proyecto de la ecología social, es crítico con las economías capitalistas y las apunta como fuente de un sin números de enfermedades sociales, desde los valores patriarcales, la explotación de clase, el militarismo, la competitividad, hasta el ‘crecimiento por el crecimiento’, que han afectado a la ‘civilización’ y envilecido sus avances. Como alternativa, plantea la necesidad de rediseñar ubicanísticamente nuestras comunidades, y generar ciudades funcionales en base a recursos renovables, tecnologías limpias y armonizadas con el ecosistema donde se ubiquen.

Políticamente, plantea al ‘municipalismo libertario’ como forma de organización, donde los campos, las fábricas, los talleres, centros comunitarios e instancias sociales, serían manejados por asambleas populares y se retroalimentarían en base a una confederación de municipios. La perspectiva ecológica y política de Bookchin es una simbiosis de postulados desde las tradiciones griegas hasta los pensadores anarquistas modernos que tuvieron como norte los principios de la igualdad, libertad, autonomía, comunidad y fraternidad.

Con un fuerte énfasis en las actividades educativas, plantea que el paso de la ‘segunda naturaleza’ esbozada por Cicerón, a una ‘naturaleza libre’, donde los seres humanos forman parte de su evolución participativamente, de manera autoconsciente, siendo cuidadosos y haciendo uso positivamente de sus capacidades creativas, es fundamental para subsanar la crisis ecológica actual.

Las divisiones entre sociedad y naturaleza tienen sus raíces más profundas en las divisiones al interior del dominio social. Los animales no se dominan del mismo modo en que ciertos grupos humanos lo hacen, pues estos tienen sistemas institucionalizados de mando. La jerarquía es un concepto social, no zoológico. Sí, la coerción existe en la naturaleza; lo mismo que el dolor y el sufrimiento. Pero no la crueldad. La intención y la voluntad animal son demasiado limitadas para producir una ética de bien y mal o de bondad y crueldad (…)

Una discusión incipiente

Los postulados de la ecología social han estado presentes, tal vez no explícitamente, en varias reivindicaciones sociales, aunque según señala René Cumplido Cáceres, vocero del Instituto de Ecología Social (IES), no se ha abordado sistemáticamente y aún hay trabajo por hacer.

El IES nace en la Región de Valparaíso, particularmente en Quintero, una comuna declarada saturada ambientalmente, y al igual que otros grupos afines, aportan a la discusión sobre la importancia de reformular las relaciones sociales para el cuidado del mismo. La idea de formar un instituto centrado en esta temática partió en el año 2000, cuando un grupo de estudiantes de Santiago examinan la obra de Bookchin y generan las primeras instancias de discusión. Durante los años se mantuvo dentro de esa lógica, generando foros y talleres sobre ecología social, hasta que deciden formalizar el instituto el año 2016.

Creemos que estamos en un momento ideal para visibilizar estos temas, porque hay una nueva mirada sobre los temas sociales y políticos, juntos a nuevos actores. En Quintero hay un movimiento local grande por los problemas de contaminación, es una zona de sacrificio ambiental, donde hay 19 empresas contaminantes, seis termoeléctricas y una fundición de cobre. Es un lugar donde la lucha por estas temáticas tiene un realce.

Desde el IEC están abiertos a quienes deseen colaborar en la organización desde el pensamiento crítico o generando actividades comunitarias. Los interesados pueden contactarlos mediante su fanpage o en los correos gea@riseup.net e institutoecologiasocial@gmail.com

En tanto, otra instancia dedicada al estudio y promoción de esta filosofía en Chile es el Grupo de Estudio de Ecología Social, cuya fundación “nace bajo la necesidad de instalarse en el debate sobre crisis ambiental”. La organización pone énfasis en el aporte de datos científicos desde una perspectiva territorial. Puedes contactarlos igualmente en su fanpage o en el correo estudios.ecologiasocial@gmail.com.

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