Añañuca: rescate del patrimonio natural y cultural de Tagua Tagua

Según la leyenda, la joven Añañuca nunca pudo superar la partida de su esposo quien decidió ir al desierto en busca de riquezas. Ella murió de pena al quedar sola y fue enterrada al interior de un valle nortino. Al día siguiente, el lugar de su tumba se cubrió de un bello manto de flores rojas que hoy conocemos por el nombre de la joven indígena.

Esta flor siempre fue asociada con el norte de Chile, particularmente con la zona comprendida entre Atacama y Coquimbo. Así lo creía también Ignacio Celis junto a un grupo de amigos hasta que se encontraron con un ejemplar de esta especie en la zona rural de San Vicente de Tagua Tagua, en la Región de O’Higgins.

Este descubrimiento los motivó a confeccionar un catálogo con la poco investigada flora de aquella zona. Así nació “Herbario de Tagua Tagua”, documento que hoy es posible encontrar en los colegios y bibiliotecas de la comuna y en este enlace.

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“No había estudios sobre flora nativa; creamos una base para conocer las plantas que teníamos en este lugar y decidimos compartirla con la comunidad”, explica Ignacio.

No se quedaron sólo en el primer trabajo; aprovechando el impulso inicial, decidieron formar el Grupo de Acción Ecológica y Conservación Añañuca, una organización comunitaria, sin fines de lucro que busca promover la conservación e investigación del patrimonio natural y cultural de Tagua Tagua.

El grupo lleva a cabo iniciativas de educación ambiental, conservación de la naturaleza, turismo sustentable y este sábado 29 de abril realizarán el Sexto Pasacalle Ecológico y Cultural de Pueblo de Indios, también en la Región de O’Higgins. Están cerca de cumplir ocho años de trabajo y su labor se ha extendido a otras disciplinas. “Hemos abarcado la fauna y la historia natural de Tagua Tagua que tiene más de doce mil años de historia”, agrega el periodista, especializado en ornitología.

Hoy, el Grupo de Acción Ecológica está compuesto por 25 personas. Hay arqueólogos, psicólogos, profesores, ingenieros forestales, maestros alfareros, transportistas, dueñas de casa e instructores de yoga. Todas las semanas realizan una salida a terreno para seguir conociendo la biodiversidad de la comuna de San Vicente de Tagua Tagua y así compartir el conocimiento con el resto de la comunidad.

“Ecología, conservación, cultura, educación”, así dice el lema de esta organización nacida en el corazón del bosque esclerófilo de Tagua Tagua. “Esta tierra es lo máximo, es un territorio que tiene una potencialidad tremenda. Es una tierra con una riqueza patrimonial inigualable, es un campo abierto para la investigación formidable, es una tierra muy bonita que me da todo; así, con este trabajo, le damos la mano a este territorio”.

Según me explica Ignacio, el término Añañuca hace referencia en lengua quechua a una expresión de asombro: “qué bello, qué maravilla, ¡ay, qué lindo!”. Esa fue la reacción que tuvieron cuando vieron un ejemplar de esta flor en los cerros de Tagua Tagua y es la misma reacción que quieren tener cuando sigan descubriendo los maravillosos tesoros naturales ocultos de esta noble tierra.