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El desarrollo del amaranto, la semilla que alimenta a los astronautas de la NASA

Cuando pensamos en el modo de vida de los astronautas, automáticamente se nos viene a la mente las dificultades propias de la falta de gravedad, los insumos, cómo hacen para ir al baño o los alimentos que deben consumir, que según lo que muestras algunas películas o documentales son siempre deshidratados o guardados en cajas de plástico al vacío.

Sin embargo, tanto el equipo de la Nasa como los cosmonautas han apostado desde hace algunos años productos naturales que son ricos en nutrientes, como por ejemplo, el amaranto.

Las propiedades del amaranto

También conocido como kiwicha, el amaranto se cultiva en América desde hace 7 mil años, principalmente en México, Perú y Bolivia, y durante siglos sirvió de alimento a las poblaciones indígenas. En el último tiempo también lo producen China, Estados Unidos y la India.

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Además, la planta del amaranto es resistente a las bajas temperaturas, la sequía, la altura y los suelos pobres, al igual que la quínoa. Su nombre proviene del griego amaranton, que significa “la que no se marchita”, aludiendo a sus flores que se mantienen indemnes incluso tras la muerte de las plantas.

A nivel nutricional, es la semilla que tiene más concentración de proteínas. Según la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS), sobre un valor proteico ideal de 100, el amaranto tiene 75, la leche de vaca 72, la soja 68 y el trigo 60.

Por otra parte, su grano no posee gluten, lo que lo hace un alimento ideal para celíacos y tiene buen balance de aminoácidos esenciales, con altos niveles de lisina, un aminoácido fundamental para nuestro organismo y que sólo podemos obtenerlo a través de la alimentación.

El emprendimiento del amaranto

Esta sagrada semilla que ha estado presente en el continente por varios siglos, también ha sido aprovechado por pequeños emprendedores como Cristina Pizarro, una mujer que vive en la comuna de Cabildo – ubicado a 178 kilómetros al norte de Santiago de Chile – quien comenzó a cultivar esta milenaria y nutritiva semilla.

Según relata Cristina, durante un sueño surgió una extraña imagen onírica que le habló respecto a un “alimento del futuro”, de nombre amaranthus, y sin saber muy bien de qué se trataba comenzó a investigar y terminó por comprender que tenía una misión: cultivar amaranto, una planta sagrada de las antiguas civilizaciones inca, azteca y maya, que en nuestro país aún se produce a baja escala y que desde 1985 forma parte de la dieta de los astronautas de la NASA.

Atendiendo a este “llamado místico”, Cristina dejó atrás su vida anterior y comenzó un viaje que la llevó a dedicarse a esta nueva vida. Desde ese entonces crea “Amaranto Mundos”,  un emprendimiento que comenzó tímidamente con diez hileras de cultivos, y que hoy ya es todo un éxito, con dos hectáreas sembradas en las que estos días espera cosechar una tonelada y media del pseudocereal.

Con el tiempo se fue dando todo. Me trajeron unas semillas y después de dos años comencé a cultivarlas casi por hobby. La gente me empezó a buscar y no he parado más. He dejado mi vida en la tierra.

Los productos a base de amaranto

El nuevo negocio de Cristina comenzó gracias al apoyo del Programa de Desarrollo Local (Prodesal) de INDAP, que en 2009 recién comenzaba a funcionar en la comuna de Cabildo. Se inscribió como usuaria, recibió diferentes apoyos que le permitieron avanzar y modernizar sus procesos productivos y actualmente es parte del Programa de Asesorías Técnicas (SAT) de este servicio del agro.

INDAP ha sido muy importante, porque me fue direccionando, apoyando y me ayudó a desarrollar esta misión que tengo. Postulé a proyectos que me permitieron acceder a una máquina chipeadora, para hacer el trabajo más rápido y mecanizar el sistema, y a la sala de procesos, donde elaboro los diferentes productos de amaranto.

Entre los productos que ofrece, está el grano insuflado– una especie de palomita de maíz – ideal para consumirlo con frutos secos, yogur o leche. Otro producto es la harina de amaranto para complementarla en preparaciones con harina de trigo o masas; y una de sus últimas creaciones, el grano insuflado y caramelizado con miel, que ha tenido gran aceptación entre sus clientes.

Además, Cristina comercializa la semilla sola que se puede preparar cocida para añadir en ensaladas o en caldos.

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