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4 consejos para guardar residuos de alimentos compostables

Vivir en un espacio reducido no es excusa para desperdiciar material para el compost comunitario.

Hace unos meses adopté un nuevo hábito verde que se ha vuelto parte de mi vida: el compostaje comunitario. Investigué sobre varias técnicas, dispositivos y prácticas para aprovechar al máximo los alimentos. En mi caso particular, que vivo en un departamento pequeño, con 2 perros y sin terraza, resultó la mejor opción.

Antes de comenzar con el proceso, el primer paso que tomé fue localizar un lugar con compost comunitario; por fortuna, encontré uno a unas cuantas cuadras.

Pregunté sobre los horarios, el reglamento, el procedimiento y, en especial, qué se puede y qué no se puede agregar en el compost — en cada lugar resulta diferente, dependiendo la técnica que utilicen.

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Con esto en mente, regresé a mi casa y comencé a recolectar los residuos que, ahora, llevo cada semana al centro. Como toda actividad, se requiere práctica, paciencia, prueba y error; con el paso del tiempo resultará algo orgánico, natural, parte de tu rutina en la cocina.

A continuación comparto algunos consejos que te serán útiles para evitar desperdicios y malos olores, mientras recolectas suficientes residuos para depositarlos en el compost.

Haz un plan de compostaje

A veces resulta mejor tener una rutina indicada para esta actividad. Elige un día de compost, tal vez dos, dependiendo de la cantidad de residuos que acumules.

Pregunta los horarios del lugar, si abren todos los días y si toman vacaciones. Más vale estar prevenidos, que desperdiciar todo este material rico en nutrientes para la tierra.

Guarda los residuos en el refrigerador

En caso que no quieras tener un contenedor en el departamento, si crees que este podría generar mal olor, una opción es guardar en el refrigerador los residuos, en una bolsa o en un recipiente.

El frío retardará un poco la descomposición de los residuos, evitará la formación de mosquitas latosas y cualquier mal olor que se pueda generar.

Elige un recipiente adecuado

No importa el tamaño, puede ser una cubeta pequeña o un contenedor que tengas a la mano — yo rescaté un bote de proteína de espirulina, que mi hermana dejó en su última visita.

Aquí el chiste es que el contenido respire, ya que si dejamos el contenedor cerrado se guarda la humedad, genera hongos y malos olores. Para evitarlo, puedes colocar un pedazo de tela tipo malla o yute, agarrado con una liga. Lo ideal es mover el contenido una vez al día, para que el contenido se oxigene.

También existen en el mercado cubos pequeños para guardar los desechos para después ser llevados al compost — aunque, la verdad, en lugar de gastar en uno de estos, recomendaría mejor hacer el propio en casa.

Corta los residuos en pedazos pequeños

La mayoría de los residuos se generan cocinando, al pelar frutas y verduras. Para un mejor almacenamiento, se recomienda picar los residuos. Esto ayuda al proceso y a tener más espacio en el contenedor, mientras acumulas todo lo que se llevará al compost comunitario.


Estos son algunos simples consejos que resultan de utilidad cuando comenzamos. Con el tiempo, cada quien desarrolla sus propias técnicas.

A algunos nos puede resultar más fácil estas practicas que a otros. A lo mejor tu eliges tener un compost en tu departamento, aunque sea pequeño. Aquí el objetivo final es aprovechar al máximo los recursos y regresar los nutrientes a la tierra.

Si no encuentras un compostaje comunitario, podrías organizarte con amigos, familiares o vecinos para armar crear uno. Así podemos extender un estilo de vida cada vez más verde y en equilibrio con la naturaleza.

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