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El trabajo en el Taller de Construcción Sustentable en Taos

Con temperaturas extremas y el único fin de aprender. Así son los días de trabajo en el earthship.

Hace una semana te platiqué que me encuentro en un Taller de Construcción Sustentable en Taos, Nuevo México y te hablé un poco sobre cómo vivimos los estudiantes. Ahora te contaré del trabajo que debemos hacer todos los días.

Me encantaría decir que es un taller lleno de glamour, pero llevo 2 semanas con el mismo pantalón y uso 5 capas de ropa porque el frío en el exterior es extremo. Afortunadamente no vine en época de calor, porque es el desierto y seguramente se pone peor. Pero algo es seguro, divertido y enriquecedor sí es.

En el taller hay gente de Bélgica, España, Francia, Alemania, Canadá, USA y México. Eso es interesante porque todos tienen ideas diferentes y aportan formas de trabajar muy diversas.

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Nuestro horario de trabajo es de 9:00 am a 4:30 pm y tenemos una hora de comida. Cuando salimos del trabajo no hay mucho por hacer porque además de que estamos diario muy cansados, en Taos se oscurece a las 5:15 de la tarde, no todos traemos auto y el pueblo más cercano está a 2 o 3 horas caminando. Así que tomando en cuenta que a veces llegamos a -17 grados centígrados, es más atractivo convivir entre nosotros o leer un buen libro.

Todos los días tenemos actividades diferentes pues llevamos 3 obras al mismo tiempo. Estamos construyendo el techo y la fachada en una casa y los interiores de otra; ambas se encuentran en el Earthship. Además de los muros en la casa de uno de los clientes del arquitecto Michael Reynolds que se encuentra en las montañas. Así que a veces a algunos les toca cortar madera, a otros colocar llantas o latas, a otros martillar o atornillar, a otros cortar botellas, a otros preparar mezcla, a otros armar estructuras, a otros acabados finales, a otros acarrear material y a los más afortunados estar en interior.

Lo que no falta jamás es la música. Hay en todas las obras bocinas de uso común.

Las “clases” se nos dan en sitio y a la semana tenemos una sesión donde se explican los métodos constructivos y se resuelven nuestras dudas. Además de los recorridos que hacemos en otras de las casas que se han construido con este método.

El amor que las personas en este lugar le ponen a las cosas que hacen es indescriptible, desde pegar una piedra hasta montar una viga, todo se hace con paciencia y respeto. En los días que llevo aquí no he visto a alguien de mal humor. Muchos traen a sus perros, que por supuesto tienen nombres como “Gaia” o “Capitán” y los animales andan en la obra igual de contentos que sus dueños.

Creo que para cualquier arquitecto es una experiencia maravillosa poder construir con las manos y aprender de alguien que lleva toda la vida haciéndolo.

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