Corría el año 1916 cuando, en un desértico sector de Gerlach, dos horas al norte de Reno, en Nevada (E.E.U.U.), un grupo de hombres decidió perforar el terreno para encontrar agua para los cultivos y los animales. Efectivamente dieron con el agua, pero con una termal de más de 200 grados centígardos.
Aunque los hombres taparon su “equivocación”, abrieron una puerta para que pocos años más tardes el geíser emanará “casi” de forma natural, lo cual también se favoreció por algunas construcciones cercanas al lugar.
Hoy no son unas si no varias las vías de escape de esta agua termal, que corre por el terreno rocoso, lo hermoso es que los sedimentos de carbonato calcio han pintado las rocas mejor que cualquier artista, entregando un paisaje único y sobre todo inceíble, ya que en resumen, el geíser tiene menos de un siglo.
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Para bien o para mal el geiser no tiene una entrada abierta al público, ya que pertenece a un rancho privado llamado “Fly Ranch”.
Cabe señalar, que alrededor de este monumento del planeta existe una hermosa biodiversidad, con cientos de tipos de aves, plantas y algunos lagos, todo un oasis de el desértico Estado de Nevada.
Fuente: El géiser Fly (Blog Medio Ambiente)