Hace cerca de un año se murió nuestra perra, y decidimos sepultarla en el patio. La dejamos en una pequeña fosa que rellenamos con cal antes de volverla a cubrir de tierra. Ese foso se hizo justo al pie de un limonero casi muerto, que hace años no daba limones. Ese año volvió a dar limones. Nosotros elegimos pensar que nuestra perra nos había hecho ese último regalo alimentando al árbol.
La misma idea se le ocurrió a un inventor español, Martín Azua, que ideó una eco-urna para depositar las cenizas de un difunto. “La Urna Bios es un proyecto que reintegra al hombre en el ciclo de vida natural, es un ritual laico de regeneración y vuelta a la naturaleza”, asegura en su sitio web, donde se pueden encontrar decenas de otros trabajos.
La Urna Bios está fabricada completamente con materiales biodegradables, como cáscara de coco y celulosa. Está hecha para que pueda ser fácilmente plantada en la tierra, y contiene una semilla de árbol, que puede ser cambiada por cualquier otra dependiendo del lugar donde se plante.
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El sitio de Matías Azúa es www.martinazua.com,
y el link a la urna es www.martinazua.com/cas/all/urna-bios/