(cc) Mariana Freitas
El término Permacultura fue acuñado por Bill Mollison y David Holmgren a mediados de los setenta. Describe un sistema integrado y evolutivo de plantas perennes o auto-perpetuantes y de especies animales útiles para el hombre.
En la actualidad, la Permacultura se define como “el diseño consciente de paisajes que imitan los patrones y las relaciones de la naturaleza, mientras suministran alimento, fibras y energía abundantes para satisfacer las necesidades locales”. La visión de la Permacultura como agricultura permanente ha evolucionado hacia una cultura permanente o sostenible.
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El concepto se gestó en manos de estos dos australianos pero como ellos mismos describen no han inventado nada nuevo, ya que la permacultura es la recopilación de distintas técnicas adquiridas a través de la historia humana.
Un buen modo de lograr un estilo de vida sustentable desde el foco de la permacultura es disminuir considerablemente el gasto energético que el hombre ha venido progresivamente engendrado desde el inicio de la era industrial. La sociedad industrial depende de un grande y continuo aporte de energía en forma de combustibles fósiles para proporcionar sus alimentos y otros bienes. En contraste, las sociedades de cazadores-recolectores y en las sociedades agrícolas poco densas, la naturaleza alrededor saciaba todas las necesidades, con un esfuerzo humano principalmente requerido para cosechar. En las sociedades preindustriales con una gran densidad de población, el sector agrícola dependía de un largo y continuo aporte de trabajo humano.
Hoy en día, los permacultores usan cuidadosamente la observación y la interacción inteligente para hacer más efectivos el uso de las capacidades humanas y reducir la dependencia tanto de las energías no renovables como de la alta tecnología.
La flor de la permacultura que se presenta a continuación, muestra su evolución desde la ética y principios enfocados en el ámbito crítico del manejo y administración de la tierra y naturaleza hacia la aplicación progresiva de esos principios en la integración de los siete ámbitos necesarios para sostener a la humanidad durante el declive energético.