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Bondage ligero para principiantes

¿Interesada en probar con el lado más suave del bondage? Éste es tu manual definitivo.

¿Demasiados preocupaciones? ¿Demasiadas decisiones que tomar? ¿Demasiadas situaciones que dependen enteramente de ti? Tal vez te interese una buena amarrada. Buena, pero ligera.

Es decir, si esto del bondage te da curiosidad y crees que podría resultarte. Es más fácil de lo que crees. Por eso te traigo los consejos básicos.

El bondage por lo general se asocia con sexo salvaje y desaforado. Pero hay un lado más suave, más dulce de esta práctica. Créeme: con la persona adecuada puede ser maravilloso.

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Hablo aquí de un bondage ligero, sin cuerdas como de calabozo, sin nudos complicados ni posturas acrobáticas.

La idea es que el otro te inmovilice y luego te haga lo que estés dispuesta a dejarte hacer. En mi experiencia, una de esas sesiones puede ponerse más que buena.

Como no podrás tocar al otro, no te quedará más que concentrarte en lo que estás sintiendo. Que tu amante se encargue de ti, de todo.

Pero si nunca lo has intentado, hay algunas cosas que debes saber antes de dar el primer paso.

Ponte de acuerdo con él/ella

Antes de empezar, hay que hablar del asunto. Ni se te ocurra pedir “átame” a la mera hora, cuando el otro ya tiene el condón en la mano.

Cuéntale qué te gustaría experimentar y llama a las cosas por su nombre. Hablen de sus límites y también de sus alcances.

Deja las esposas para después

Suena cachondísimo eso de tener las manos inmovilizadas por esposas, pero no es lo mejor durante tu primera vez.

Las esposas son duras y a veces lastiman. Si no estás acostumbrada a sentir dolor, pueden parecerte demasiado incómodas y (no quieres eso) desconcentrarte.

Prueba mejor con algo suave, como una mascada o un fular. También puedes usar una corbata, como en 50 sombras de Grey, pero en una versión más verosímil (todo es más verosímil que 50 sombras de Grey, de hecho).

Déjate vendar los ojos

No sólo porque es más divertido, sino porque de esta forma evitas distraerte con estímulos visuales. He tenido los mejores orgasmos de mi vida con los ojos vendados.

Ríndete

Ésta es la mejor parte: el encanto del bondage, en gran medida, está en la situación, en el efecto mental que tiene sobre una.

Me gusta pensar en la sumisión sexual y el bondage como en unas vacaciones de mi propia voluntad. Decide tú, mi rey, que yo me dejo hacer. No he conocido ninguna droga que logre el mismo efecto liberador.

No tener a donde ir, estar a la merced del otro, venirse porque no queda de otra… formas de libertad todas ellas. No lo digo yo nada más, también lo dice la protagonista de Historia de O.

Elige una palabra de seguridad

Aunque no me gustan las palabras de seguridad, reconozco que son necesarias. Nunca he usado una (no es por presumir), pero en las dos últimas sesiones he estado a punto. Se trata de sufrir, sí, pero sólo un poco, y de una forma estimulante.

Elige una palabra que no dirías en esa misma situación (de ahí que muchas de las palabras de seguridad más usadas sean ridículas o hilarantes). Ya que la tengas en mente, coméntala con el otro, que no se te olvide.

Tómatelo con calma

Sí, una puede convertirse en la reina del bondage en cinco minutos, pero también es posible que no funcione a la primera, o que no funcione como esperabas. En ese caso, siempre puedes volver a intentar.

Explota la experiencia

Después de que te hayan amarrado y hayas tenido (espero) varios orgasmos gloriosos, no estaría nada mal que lo platicaras con el otro. Verás que la conversación puede ponerte más que el porno.

Con suerte, ambos tendrán ganas de seguir, de probar con otras cosas. Y entonces sí, ¡vengan las esposas y los nudos complicados!

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