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Mujeres que Vuelan: la revolución del arte femenino que nació en el cielo

El cielo como refugio, como lienzo y como escenario donde las mujeres reescriben su poder.

Mujeres que Vuelan
Mujeres que Vuelan Mujeres que Vuelan

Mujeres que Vuelan nació con la determinación de romper techos, físicos, mentales y simbólicos, y de demostrar que un dron puede ser mucho más que un dispositivo; puede convertirse en una herramienta capaz de contar historias, nombrar silencios y capturar emociones que normalmente no se observan desde la tierra.

Con Marisol Téllez, Adriana Lara y Daniela Ustaran a la cabeza, el cielo dejó de ser un simple paisaje para transformarse en un territorio emocional, un laboratorio creativo, un refugio y un punto de partida.

Para ellas, el cielo no es distancia, sino posibilidad; no es límite, sino hogar. Y no solo vuelan drones: vuelan convicciones, mensajes y esperanza.

Para Adriana Lara, una de las voces esenciales del colectivo, la frase “El cielo ya no es el límite”, no es un eslogan, es una convicción que vibra en cada idea, en cada proyecto y en cada vuelo.


El colectivo nació en un mundo hecho para otros, no para ellas. Surgió desde una necesidad que rara vez se verbaliza, pero tantas mujeres conocen: la necesidad de pertenecer a un espacio seguro, propio, compartido. Como recuerda Marisol Téllez:

“Volábamos mucho con puro hombre… y queríamos conectar con mujeres, animar e impulsar a más a volar”.

De esa inquietud íntima nació una comunidad; de esa comunidad, una plataforma; y de esa plataforma, un movimiento que hoy impulsa talleres, expediciones, acciones sociales y exposiciones que colocan a las mujeres como protagonistas de las alturas.

Porque ellas no compiten por espacio: lo abren. No buscan permiso: construyen camino. No solo vuelan, invitan a volar.

Ese espíritu las llevó a crear el primer certamen de fotografía aérea con causa social en México. Aunque Territorios que Sanan es su segunda exposición, es la primera en volverse un concurso nacional que convocó a más de 50 creadoras de diferentes estados del país.

Mujer que Vuelan
Mujer que Vuelan Cortesía (OCA)

De ese universo creativo emergieron 25 fotografías poderosas que se exhiben en el Museo del Carmen hasta el 11 de enero de 2026. Cada imagen debía tener un vínculo profundo con la experiencia del cáncer de mama.

No era suficiente capturar un paisaje bello: la fotografía tenía que hablar, conmover, sostener. Tenía que decir algo que tocara el alma. Adriana Lara lo explica con claridad:

“Queríamos una foto que tuviera un mensaje que decirte… que realmente entendieras lo que estabas viendo”.

Este proyecto no busca likes: busca sanar. No es un concurso de técnica: es un diálogo emocional entre historias reales.

El nombre Territorios que Sanan funciona como un abrazo colectivo. Es un manifiesto femenino que honra, reconoce y acompaña. Marisol Téllez lo expresa así:

Mujeres que Vuelan
Mujeres que Vuelan Mujeres que Vuelan

“Buscamos transformar el arte en un mensaje de vida, de esperanza, de fortaleza… un espacio para honrar a estas mujeres que luchan e inspiran”.

En esta narrativa, el cuerpo y la tierra se reflejan mutuamente: las grietas del terreno dialogan con las cicatrices, la erosión habla del desgaste, la dureza del suelo recuerda el dolor, y el agua que regresa simboliza la vida que vuelve. Adriana Lara lo resume de forma luminosa:

“No hay lucha separada: el ser humano y el planeta somos uno mismo”.

Ambos, tierra y cuerpo, se agrietan, se restauran, se reinventan y siguen adelante.

Crear desde el cielo es un acto que exige intención, sensibilidad y voz. La fotografía aérea no es solo elevar un dron: implica una narrativa, una postura emocional, un mensaje claro. Daniela Ustaran lo explica así:

“No queríamos solo lo literal; queríamos profundidad. ¿Qué quieres decir con esta foto? ¿Cuál es tu mensaje?”.

Mujeres que Vuelan
Mujeres que Vuelan Mujeres que Vuelan

Por eso, cada creadora tuvo que mirar desde arriba, pero también desde dentro. El resultado fueron imágenes que no solo se observan, sino que se sienten. Fotografías que no buscan perfección, sino verdad. Porque cuando una mujer toma el control de una cámara aérea, no solo captura: reinterpreta, resignifica y renace.

Los encuentros con las pacientes marcaron profundamente a las integrantes del colectivo. Todas coinciden: lo más poderoso no fue el vuelo, sino la presencia de las mujeres que inspiran esta causa. Daniela Ustaran recuerda uno de los momentos más transformadores:

“Convivir con las mujeres de FUCAM… verlas resilientes, llenas de vida… fue una inyección de energía”.

Marisol Téllez tampoco olvida la imagen emblemática del moño rosa formado en el volcán Xitle con 30 metros de tela elevada hacia el cielo, un símbolo visible desde las alturas que honra la lucha de miles. Y Adriana Lara sigue sintiendo el impacto emocional del autorretrato de Gaby Rocha:

“Cuando lo ves, sientes la muerte, la nostalgia… esa foto te mueve algo dentro”.

Estas obras no solo documentan una causa: la abrazan. No solo observan la lucha: la acompañan con respeto y sensibilidad.

¿Y qué sigue cuando ya tocaste el cielo? Para Mujeres que Vuelan, la respuesta es simple y ambiciosa: seguir escalando. Nuevas exposiciones, talleres, viajes, proyectos educativos, salidas comunitarias y más mujeres invitadas a conquistar los cielos.

“Queremos invitar a más mujeres a volar dron, perder el miedo y abrir puertas”, afirma Adriana. Y Daniela completa: “La comunidad nos hace crecer”.

Mujeres que Vuelan
Mujeres que Vuelan Mujeres que Vuelan

Ellas no solo vuelan. Ellas levantan, sostienen y transforman. Mujeres que Vuelan no es un colectivo: es un movimiento, una metáfora del cielo, un abrazo al territorio y un acto de resistencia, unión y esperanza.

Ellas vuelan alto para recordarnos algo esencial: cuando las mujeres se unen, el cielo no es el límite, es apenas el comienzo.

       

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