En pleno “Mundial de Desayunos” organizado por el carismático Ibai Llanos, el bolón ecuatoriano se coló como contendiente con grandes expectativas. Se trata de un plato emblemático, fuerte y cálido, ideal para comenzar el día con energía.
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La sorpresa fue que el bolón que se presentó en la competencia dejó a más de uno decepcionado. ¿El problema? Una presentación deslucida y casi desnuda de la riqueza que este platillo merece.
¿Qué hace que un bolón sea auténtico?
Para entender el desencanto, hay que viajar al corazón de la costa ecuatoriana. El bolón tradicional se prepara con plátano verde machacado, frito o cocido, amasado con queso costeño o chicharrón, aunque si quieres se combinan ambos.
Y ahí no termina porque para servir se lo acompaña de muchas maneras, ya sea con un huevo frito, una salsa de queso cremosa o carne al jugo. Además, el café pasado recién hecho y el ají o sal prieta no pueden faltar si quieres rematar la explosión de sabor. Ese si es un desayuno completo, contundente, reconfortante y cargado de tierra, historia y orgullo ecuatoriano.

El problema es que el bolón exhibido en el Mundial era una bola sin gracia: seco, sin guarnición ni detalle. Un plato que en Ecuador es protagonista, se transformó en un desayuno sin gracia y el público lo notó. Los comentarios se convirtieron en quejas: “¡Está incompleto!”, “¿Dónde está el chicharrón?”, “Faltó el café”, entre otros comentarios de ecuatorianos que saben que el plato no se presentó con toda su potencialidad.
De lo simple a lo sublime
El bolón no es solo plátano; es mezcla de texturas: lo crujiente del chicharrón, el fundido del queso, lo suave del plátano y lo jugoso del huevo. Algunas variantes en Guayaquil incluso incorporan camarones y rellenos que innovan sin faltarles respeto a la base tradicional.
Entonces, la combinación perfecta es un bolón mixto (es decir de queso y chicharrón), con salsa de queso o bistec de carne, un huevo frito en la cima y una taza de café negro.
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Reacción del público y rescate de identidad
Ahora, el bolón mal presentado del Mundial se convirtió en símbolo de lo que no debe ser. Sin embargo, este suceso se convirtió en la chispa para recordar con fervor lo auténtico. Las redes sociales se llenaron de fotos de bolones caseros, preparaciones familiares y cafés, demostrando que el bolón ecuatoriano no es cualquier desayuno.

El Mundial de Desayunos no solo puso al bolón en el mapa, también unió a miles de ecuatorianos dentro y fuera del país, que con orgullo y nostalgia se volcaron a votar, compartir fotos, defender su sabor y recordar que este plato es más que comida: es identidad, es familia y es la forma más deliciosa de empezar el día.