Desde el arranque del Proyecto ANA, impulsado por Lavinia Valbonesi, miles de vidas han empezado a transformarse. Este proyecto ha desplegado una misión clara y vibrante, otorgar oportunidades reales a mujeres que merecen volver a soñar.
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En su última actividad, la primera dama encabezó una emotiva entrega de diez becas universitarias completas para mujeres sobrevivientes de violencia, en una ceremonia llena de esperanza, afecto y convicción.
Educación que abre puertas y corazones
La ceremonia tuvo lugar en la Universidad Hemisferios, donde las becarias fueron seleccionadas tras un riguroso proceso entre 1.400 candidatas.
Las beneficiadas estudiarán carreras como Enfermería, Relaciones Internacionales y Comunicación. Cada una recibió su beca con mucha emoción y el corazón rebosante de gratitud, conscientes de que ahora pueden construir caminos sólidos y propios.

Proyecto ANA: alas para volar alto
El Proyecto ANA no es solo un programa, es un impulso lleno de energía y calidez: empodera, acompaña, forma y abre horizontes. Con más de 300.000 mujeres inscritas en su plataforma, este proyecto se ha convertido en un faro de resiliencia y acción real.
No se trata de caridad, dice su esencia, sino de dignidad compartida y autogestión. Además, ya está presente en varias provincias con centros y espacios de apoyo psicosocial, asesoría legal y acompañamiento integral.
De hecho, durante una jornada de trabajo en Cuenca el pasado 20 de agosto, la Fundación ANA también brindó apoyo a 32 familias afectadas por el deslizamiento de tierra en Paccha, entregando kits de alimentos y reafirmando un compromiso de acompañamiento continuo. Además, 50 mujeres emprendedoras participaron en un taller de educación financiera y recibieron certificados por su participación.
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Finalmente, se exploraron alianzas con el sector privado, como la posible incorporación del sello ANA en productos de la cadena comercial El Coral, y se amplificó el mensaje de la Fundación en medios locales.
Un proyecto que late con territorio
Lavinia se define como una primera dama de territorio, caminando, conversando y sembrando apoyo de Manabí a Esmeraldas, de Orellana a Guayas. Y lo mejor es que su visión no se queda en el presente ya que tiene la mira puesta en llegar a muchas más mujeres para el 2030.