La Flaca compartió en sus redes sociales que, tras meses de espera debido al tamaño de los tumores, finalmente los médicos han dado luz verde a su cirugía. Para celebrarlo, decidió ponerse los tenis y correr sus primeros 10 km desde el diagnóstico. “No fue fácil, pero fue un mensaje claro de mi cuerpo, quiere vivir”, dijo en un video donde aparece emocionada.
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Ese recorrido no fue solo físico, fue una reafirmación de su conexión con la vida, con su cuerpo y con lo que más ama, el deporte.
Volver al deporte como forma de sanación
El oncólogo de La Flaca le recomendó volver a lo que la hace feliz. Porque un diagnóstico no puede borrar la esencia de las personas. Y con cada paso, La Flaca se reafirma en su esencia: fuerte, resiliente, imparable.
Volver a entrenar ha sido su forma de recobrar el control sobre su vida y recordarse que no es solo una paciente, también es una mujer poderosa, una atleta y una inspiración.

El poder del círculo que sostiene
A través de sus redes, La Flaca ha visibilizado su proceso y la importancia de rodearse de amor. Entre quienes la acompañan destacan Hellen Quiñónez, periodista ecuatoriana radicada en Estados Unidos, y su pareja Graham, a quien describe como “el mejor compañero”.


Mostrar su vulnerabilidad, sus días buenos y también los difíciles, ha hecho de su cuenta un espacio real, donde miles de personas se sienten comprendidas y menos solas.

La historia de María Teresa Guerrero es un recordatorio de que el cáncer no define a nadie. Su testimonio es una dosis de energía vital para quienes atraviesan batallas similares. Porque, como ella demuestra con cada paso, incluso en medio de la tormenta, se puede elegir agradecer, tener fe y seguir corriendo hacia la vida.