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Entrevista a Gabriela Cabezón Cámara: “Para mí el feminismo es el que toma en cuenta las nociones de clases”

En una charla con Nueva Mujer, la escritora cuenta como fue el proceso de escritura de su última novela, además de hablar de su militancia feminista, ecologista y contra la pobreza.

Gabriela Cabezón Cámara es una mujer aparentemente muy serena. Bromea, sin carcajadas, con un ingenio rápido, que hace que se comprenda el por qué es una de las nuevas promesas literarias en Argentina.

Cabezón, cuenta que ella siempre escribió desde joven, «nunca quise hacer otra cosa», asegura.

Criada en una familia obrera, donde no había muchos libros, se refugió en su propia lectura y soñaba con convertirse en esos escritores de vidas trepidantes.

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Ella imaginaba a los autores «como personas aventureras, que daban la vuelta al mundo en globo» entre otras cosas.

«Yo pensaba que Robinson Crusoe, era el autor de Robinson Crusoe», narra.

 

LAS AVENTURAS DE LA CHINA IRON

Gabriela Cabezón fue la única argentina nominada en la short list al International Booker Prize, uno de los premios más prestigioso para las obras de ficción traducida al inglés.

Las aventuras de la China Iron, es una versión femenina del clásico Martín Fierro.

En la novela, la escritora, cuenta cómo la China escapa de Fierro y, acompañada de Liz, una inglesa, inician un viaje de exploración.

Gabriela Cabezón Cámara es una de las escritoras más prominentes de la actualidad Argentina.

Desiertos con atardeceres rojizos, pájaros que trinan, nubes que se agrandan, la más detallada y hermosa descripción de la naturaleza viva es lo que encierra la obra de la autora.

Cabezón, cuenta que ella se encontraba en California donde le habían otorgado una beca por impartir un taller de escritura creativa.

«Yo estaba en el área de la Bahía, un lugar impresionante, lleno de árboles, un lugar en el que los autos paran para que las ardillas crucen cuando se les ocurre, lleno de parques, de gente de todo el planeta, por la universidad, un lugar muy hermoso y además la beca era muy generosa y no tenía nada que hacer salvo estar de paseo, tomar sol y había descubierto el Pinot noir, así que también tomaba vino, era otra de mis actividades californianas y lo único que tenía que hacer por todo eso era dar un taller de escritura creativa», recuerda.

Cabezón, explica que en esa época estaba «muy fascinada con el octosílabo y el decasílabo» así que se le ocurrió realizar el taller de narrativa en verso».

«Un taller de narrativa en verso en Argentina es gauchesca.Entonces di un taller de escritura creativa con mucha gauchesca. Y para eso leí cualquier cantidad de literatura gauchesca y mientras la leía y tenía esta fascinación con la naturaleza de esa zona del mundo, también fui al bosque de Muir, que están las secuoyas, esos árboles milenarios que te dan la sensación de estar ante algo muy sagrado», describe.

Asimismo, agrega «el horror» de que estos árboles sean bajados con topadoras para sembrar soja en Argentina, Brasil, Perú y Bolivia».

«Tenemos que parar esto, por favor», ruega.

Al leer literatura gauchesca, Cabezón de dio cuenta de que no había ninguna perspectiva desde ninguna mujer por lo que pensó que sería «divertido» contar todo desde el punto de vista de La China, una nena de 14 años.

«No pensé me voy a meter acá, voy a romper todo, estos hijos de puta ,no sé que, machistas, la verdad que fue una cosa muy amorosa, yo amo la gauchesca y me encanta Martín Fierro, la ida especialmente, fue un gesto muy amoroso. Meterse con Martin Fierro en Argentina es como meterse en una corriente muy principal que va desde el siglo XIX , desde los inicios hasta ahora así que lo hice con mucho amor», sostiene.

 

ESTILO DE CABEZÓN

La escritora, licenciada en Letras Clásicas, tiene un particular estilo literario que ha sido elogiado tanto a nivel nacional como internacional (por el mismo New York Times).

Cabezón, explica que sencillamente le gusta «la literatura llena de imágenes»

«Lo que experimenta La China  en su viaje es un poco la fascinación que a veces experimentamos cuando viajamos, que tiene esa de cosa de cuando vemos por primera vez un lugar, de situación de excepción, de mucha más libertad que nunca, de saber que eso tiene un limite en el tiempo no vas a estar mirando el paisaje toda tu vida y la China no sabe cuando va a llegar y cuanto va a tardar pero tiene un límite, es un viaje largo y fuerte, interesante, se divierte. Sabe que se va a acabar eso y por eso lo disfruta con esa textura, con esa cosa gozosa del cuerpo. Ella disfruta del hogar con el cuerpo», asevera.

Sobre las otras descripciones, Cabezón opina que el paisaje de La Pampa es «difícil de apreciar».

«El cielo es el paisaje de la pampa, la luz, la pampa es las aventuras de la luz y los pastizales es muy sutil, es un paisaje de sutilezas, un paisaje muy hermoso y me gusta pensar en la llanura de mi país vuelta un poco a sí misma a un estado mas bien salvaje», comenta.

La novela, post colonial, encierra historias de amor lésbicas, y ahí la escritora dice que le interesan más las relaciones no tradicionales, «pero por cuestiones propias», al ser ella lesbiana.

Su principal interés, fue crear una historia «luminosa», palabra que enfatiza mucho.

Gabriela, no quería que La China acabase como Fierro, a quien «destrozan», sino que tuviese «una vida hermosa».

Por estas razones, la trasladó a otro país donde no sucedieran esas cosas, donde la naturaleza «no fuese exterminada por considerarse recurso, donde las personas no fuesen exterminadas por considerárselas un obstáculo para la acumulación loca de riqueza de muy poca gente, me dediqué a eso y me quedo como luminosa».enuncia.

Gabriela bromea cuando le preguntan sobre sus influencias y revela que «dice lo primero» que se le ocurre en el momento.

Para ella, su obra no se basa solo en sus lecturas, si no en sus absorciones de distintos campos.

«Tantas cosas me han influido y también el cine y también la televisión,  las charlas con los amigos y con el verdulero, todo entra ahí», apunta.

 

ACTIVISMO SOCIAL

«Para mí el feminismo es el que toma en cuenta las nociones de clases, toda la cuestión del extractivismo, que acá en Latinoamérica es muy feroz y también me interesan mucho los pueblos originarios, los feminismos que se intersectan con esos me interesan».

Cabezón, recuerda que en Argentina «se mata a una mujer cada 25 o 26 horas»  y también menciona a los hombres y mujeres travestis como fuente de su preocupación, ya que en Argentina también hay muchos travesticidios.

«Lo tienen muy difÍciles las travestis y las mujeres trans, especialmente también por lo mismo, tienen una expectativa de vida de 35 40 años. Es tremendo», expresa.

La intelectual, agrega que «recién ahora se está empezando a lograr que haya leyes de cupo trans para que las mujeres y varones tengan trabajo en las áreas de las oficinas del estado».

Asimismo, señala que la mayoría de mujeres transexuales fueron chicas echadas de su casa a una edad temprana y que muchas de ellas no ven otra opción que la prostitución.

Es cuando Gabriela menciona la pobreza.

«Si yo bien tengo una perspectiva de género para ver el mundo también veo cómo matan a adolescentes y  jovencitos por el mero hecho de ser pobres y de ser morochos y también me importa», repunta.

«Es tratar de hacer algo para que las personas que son vulnerables dejen de serlo por el mero hecho de ser mujeres o haber devenido trans o haber nacido pobres. No veo esa división tan taxativa, a mí me interesa la perspectiva de género para que todos vivamos mejor fuertemente, un mundo mas armónico, un mundo que se reparta el poder entre hombres y mujeres nos va a hacer mas felices a todas y a todos, a todes», argumenta.

 

LA ESPERANZA EN NUEVAS GENERACIONES

Cabezón, expone que hay «una pelea bestial por delante».

» En todo el planeta se esta concentrando todavía más la riqueza y esta habiendo un auge de las derechas y de las ultraderechas eso es muy peligroso para todas las personas de bien, varones mujer, cisexuales, transexuales y mucho más peligroso para las mujeres, las transexuales, para los morochos, para los pobres para los indios. Si se sigue con este nivel de extractivismo y de carbonización de economía y del sistema lo que no va a haber es mundo. Nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos tienen derecho a vivir», declara.

La literata, afirma que siente esperanzas cuando ve a los niños luchar por el medio ambiente.

«El ecologismo es lo que más me importa ahora, todavía no le encontré un cauce partidario, pero no va a haber mundo si no nos paramos y si no hay mundo no va a haber nada y la vida es tan hermosa…», manifiesta.

Cabezón, insiste en los pesticidadas que lleva la soja, esa misma que arranca árboles y que «la cantidad de glifosatos es una locura».

«En Entre Ríos los casos de cáncer de niños por personas son elevadísimos, en Pergamino muy cerca de la ciudad de buenos aires también está todo envenenando  y los bosques nativos los están deforestando. El  Gran Chaco es el segundo pulmón de Sudamérica después de la Amazonía, es una locura», articula.

«Por ahí la pandemia somos nosotros», sugiere con otra punzada de ironía.

 

SU CUARENTENA

La escritora, dice que en el confinamiento se está refugiando mucho en la lectura.

Actualmente, está leyendo un libro de Davi Kopenawa, un chamán portavoz de los indígenas Yanomami de Brasil, que «para desgracia de ellos están bajo la brutalidad de ese ser abyecto que es Bolsonaro».

Gabriela, relata que le interesan mucho de los pueblos originarios que sobrevivieron el colonialismo y la «llegada de otros hijos de puta».

«Tienen una manera de vivir el mundo que no lo piensan como un recurso que se tira, porque no se puede tirar, no hay otro. Me interesa mucho lo que piensa esa gente y estoy estudiando ese tipo de temas», recalca.

Sobre sus nuevos proyectos literarios, confiesa que lleva escribiendo una novela desde hace tres años pero que la ha reescrito varias veces porque no le termina de convencer, «yo hago mucho eso», cuenta.

Es el fin de la charla con esta intelectual, activista, militante y escritora, cuyo amor por la tierra y todos los seres vivos, promete traer muchos más libros que sean un canto a la vida y a los derechos inalienables del ser humano.

 

 

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