Los millones de usuarios que hacen búsquedas en Google México tienen hoy la posibilidad de conocer a una méxicana destacada. Se trata de Lola Álvarez Bravo, reconocida como la primera fotógrafa mexicana, y digna de ser exaltada con un Doodle.
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Este homenaje realizado por la más grande plataforma de búsqueda del mundo se realizó hoy, viernes 3 de abril, porque se conmemora su natalicio 117.
Según detalla el diario Debate, su verdadero nombre fue Dolores Martínez de Anda, y nació en Lagos de Moreno, Jalisco, el 3 de abril de 1903.
Su familia tenía reursos económicos, pero eso no impidió la pronta separación de todos. Sus padres se divoriciaron cuando era muy pequeña y su madre murió poco después.
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Junto con su hermano y su padre se fue a vivir a la capital, Ciudad de México.
El diario El País precisa que cuando Lola tenía 13 años su padre también murió de manera repentina y junto con su hermano Miguel fueron acogidos por unos tíos suyos.
Modernista
En este nuevo domicilio su vecino fue el fotógrafo Manuel Álvarez Bravo, con quien conoció el mundo de la fotografía. Diez años después, se casan y se mudan a Oaxaca. En 1927 regresan a la capital, donde nace su hijo Manuel Álvarez Bravo Martínez.
Lola fotografió imágenes documentales de la vida cotidiana en pueblos de México y retratos de grandes líderes y personajes populares, de esculturas prehispánicas y de arquitectura.
Así se convirtió en una fotógrafa modernista de lo cotidiano, además de experimentar con el fotomontaje e incluso con el cine.
Grandes amigas
En esos años, su amistad con las artistas Frida Kahlo y María Izquierdo se afianzó y realizó trabajos con ellas y para ellas. Sin embargo, Álvarez Bravo comenzó a ser más conocida por las fotos que tomó en 1940 a Frida.
Asumió la dirección de Fotografía en el Instituto Nacional de Bellas Artes, abrió una galería en 1951 y se convirtió en la primera persona en exhibir el trabajo de Frida Kahlo en Ciudad de México.
Álvarez Bravo continuó tomando fotografías, realizando exposiciones y comprometiéndose con proyectos hasta entonces impensables, hasta que quedó ciega a los 86 años.
En una declaración al final de su vida resumió por qué sus fotografías son importantes:
“Si mis fotografías tienen algún significado, es que representan un México que alguna vez existió”.
El archivo completo del trabajo de Lola Álvarez Bravo se encuentra en la actualidad en el Centro de Fotografía Creativa (CCP) de la Universidad de Arizona, en Tucson, que lo adquirió en 1996.
Lola falleció el 31 de julio de 1993, a los 90 años a causa de un infarto, en Ciudad de México.