Ingrid Escamilla fue asesinada y desollada por su pareja sentimental. Luego de una pelea, Erick la mató con un cuchillo. Para deshacerse del cuerpo, la desolló, tiró sus órganos por la coladera, dejó su piel en bolsas a cuadras de su casa y pensaba deshacerse del cuerpo descuartizándolo.
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Esto que acabo de relatar, estas palabras de horror parecen impensables, pero sucedieron en la Ciudad de México en una colonia promedio. Un hombre normal mató a su pareja sentimental y, en lugar de pedir justicia a las autoridades y un mejor país para las mujeres y los hombres, las redes sociales se han llenado de mensajes de odio en contra de esta joven.
La muerte de Ingrid Escamilla sacó lo peor del machismo
«Denunció y regresó con su agresor», uno de los argumentos que ha sido una constante en redes sociales es el hecho de que la joven de 25 años ya había presentado una denuncia por violencia. De acuerdo con el Observatorio Ciudadano de la CDMX la falta de capacitación en temas de género a las instancias correspondientes ha dado como resultado la revictimización, es decir, que las personas que llegan a interponer demandas, en su mayoría mujeres, sean cuestionadas y culpadas por lo que les ocurre.
«Le pasó por salir con un hombre mayor». Ingrid tenía 25 años y él 46. En redes sociales usuarios comenzaron a cuestionar y, de cierta forma justificar al feminicida pues ella estaba con un sugar daddy por conveniencia. La diferencia de edades ni ningún otro factor, justifica que un hombre atente contra una mujer y llegue al asesinato. La cultura formada en el patriarcado señala a las mujeres por tener relaciones con hombres mayores, pero a ellos los aplaude. No es una cuestión de edad.
«Fue por un rito satánico». Basta de justificar el brutal asesinato. No se ha demostrado que Erick esté mal de sus facultades mentales, él declaró, sin estar ante un juez y ante unas autoridades que violaron el debido proceso, que mató a Ingrid después de una pelea alentada por sus celos.
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A Ingrid la mató el machismo, la mató un país que no hace nada ante las diez mujeres que pierden la vida por feminicidio. La brutalidad, lo sanguinario, lo inhumano de su asesinato y cómo ha sido retratado es una muestra de lo que vivimos como sociedad.
Nos falta Ingrid, nos faltan las mamás, las hijas, las hermanas, nos faltan mujeres que murieron en manos de feminicidas por el hecho de ser mujeres. Nunca más en silencio.