La pequeña Sofy cuestionaba a su madre sobre el poco o casi nulo acceso que tenían antes las mujeres para participar en las competencias deportivas. Esto, después de leer un capítulo más del libro Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes, en el que conocieron sobre la historia de la italiana Alfonsina Estrada, quien fue la única mujer que llegó a competir en el Giro de Italia en 1924.
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Según el texto, Alfonsina, de familia humilde, recibió a los 10 años un regalo de su padre que le cambiaría la vida: una bicicleta. Desde ese momento ella hizo todo lo posible e imposible para lograr destacar en un mundo tradicionalmente dominado por hombres. Y es así como “el diablo con vestido” – como la llamaban en aquella época- a sus 33 años, llegó a la prueba, convirtiéndose en la única corredora que ha participado en una Gran Vuelta ciclista.
¿Cómo lo hizo?, preguntaba Sofy. Y su libro le fue dando las respuestas. Para que Alfonsina lograra estar en esta carrera, netamente de hombres, tuvo que inscribirse omitiendo la última letra de su nombre, entonces se registró como Alfonsín para la Vuelta. El jurado se dio cuenta minutos antes del disparo de salida, pero milagrosamente y por primera vez en la historia la dejaron competir. Pese a que no ganó, esto ya marcaba un hito para las nuevas generaciones.
Así como Alfonsina, y recientemente como nuestro compatriota ciclista Richard Carapaz –quien ganó el Giro de Italia 2019–, una bicicleta a más de verla como juguete o distracción, nos inspira a llegar cada vez más lejos.
Pensando en esto, la mamá de la pequeña Sofy, Cristina Ávila junto a sus amigas Marysol Ruilova, Tatiana Calderón, Carmenza Sevilla, María Dolores Izurieta, entre otras chicas, que casi llegan a la decena, crearon hace seis años el grupo de ciclistas mujeres llamado Deltas Ecuador.
«Queríamos que las mujeres nos motivemos para ser parte de las carreras de bici. Juntas podemos lograr muchas cosas».
Su sueño es tener el club más grande de ciclismo femenino de Ecuador y felizmente se está cumpliendo. Son ya más de un centenar, entre niñas, adolescentes, jóvenes y adultas que forman parte de las Deltas.
En el caso de Cristina Dávila, lo que empezó como distracción hoy es motivo de competencia. Recientemente, junto a Tatiana Calderón, fueron parte de la competencia de aventura Huairasinchi.
Asimismo, Marysol recientemente estuvo en una carrera de ciclismo junto a su pequeña hija, algo que la llenó de mucha emoción por ser la primera vez que lo hace y por la experiencia de vivir este reto entre madre e hija. Y con esto se identifican Carmenza y María Dolores, quienes entrenan bicicleta junto a sus hijos.
Esas son las bondades de pertenecer al famoso grupo ciclista de las Deltas, aparte de la experiencia de aprender desde cero a ciclear se visualizan nuevos retos y qué mejor que hacerlo en familia y con amigas.
“Quisimos hacer un grupo inclusivo de mujeres ciclistas para masificarlo porque antes era difícil estar en las carreras pese a nuestra lucha de equidad, así que dimos el primer paso y lo estamos logrando. Además, con esto mejoramos la calidad de vida de nuestras niñas y mujeres, manteniéndolas activas y con retos firmes”, señala Marysol Ruilova, una de las fundadoras.
Este club de chicas en bici fue creado con estatutos y un directorio para manejarlo adecuadamente y con el objetivo de obtener beneficios para sus entrenamientos, es por eso que quien quiere ser una auténtica Delta puede acceder con una membresía de la cual se paga a los ocho entrenadores con los que cuenta el grupo.
“Si quieres ser Delta solo tienes que escribir a nuestras redes sociales. Hay tres niveles: principiantes, medio y avanzado. Cada uno tiene sus profesores. Lo único e ideal es que tengas tu bici, no importa si no puedes manejarla porque aquí aprendes porque aprendes. En un ahora ya aprendes a ciclear y perder el miedo. Te lo garantizamos”, comenta María Dolores Izurieta.
Así fue como llegó Carmenza con sus hijos, quienes solo manejaban la bicicleta rara vez. Ella tiene una niña y un niño. La pequeña se entrena con las Deltas desde hace cuatro años y le contagiaron esa energía a su hermano Francis que se cree un “Delto”.
Cabe destacar que pese a ser un equipo netamente femenino, las mamás Deltas pueden ir con sus hijos a un grupo especial creado para sus entrenamientos. En este grupo se ayuda y buscan opciones en las escuelas alternativas que ofrecen los profesores para los niños.
“Es muy inspirador ver cómo las niñas forjan su personalidad en este tipo de actividades, se nota en su nivel de autoestima que florece cuando se ponen nuevos retos y se motivan entre ellas. Algo que me gusta mucho es la paciencia con la que trabajan, así nos sentimos seguros como padres y ellas felices porque no sienten presión. Es un grupo para divertirse y crecer a todo nivel”, comenta Carmenza.
Tatiana, quien también es Delta junto a su hija, recuerda cuando pensaba en el nombre y el color de los uniformes de las chicas cuando apenas este proyecto era una idea grupal de amigas. Ella hoy es competidora profesional y ha participado en el Ironman así como trekking y carreras de aventura.
Dice que antes veía apenas a tres o máximo cinco mujeres en este tipo de retos y siempre llegaba a los primeros lugares por lo que su objetivo es que más mujeres vivan esta adrenalina deportiva y de diversión.
“Cuando te propones subir o bajar gradas en la bici, ya tienes un reto en mente. Entonces lo trabajas y el día que lo logras te sientes la persona más feliz del mundo. Esto es algo realmente transformador”, dice Tatiana muy emocionada y recuerda su camino en el mundo del ciclismo.
PREPÁRATE Y ENTRENA CON ELLAS
Si quieres ser Delta puedes tener tu membresía desde $6. Si no tienes aún bici, no es problema porque acá te prestan una para que pruebes y los profes evalúen tu nivel de destreza. Ellos incluso te pueden guiar sobre qué tipo de bicicleta es el adecuado para ti, según tus objetivos.
Hay niñas a las que les gusta hacer entrenamientos en suelos a desnivel y para ellas es ideal una bicicleta montañera, sin embargo, hay que considerar que el avance de su nivel es progresivo. También hay que prever la inversión cuando se perfecciona su técnica en la bicicleta y por ende se pueda ya pensar en adquirirla. Por otro lado están las bicicletas de ruta, aquellas que son para hacer recorridos en suelos de asfalto y las básicas para iniciar.
Todo esto van aprendiendo las chicas mientras son guiadas por sus profesores. Ahí se dan cuenta de lo que les gusta hacer en el proceso y poco a poco se van adaptando y dan paso a un estilo de vida con actividad física junto a su compañera fiel: la bicicleta.
Dentro del grupo ya se apasionan por esto y adquieren su uniforme, caracterizado por el color rosado y turquesa. Entienden la importancia de contar con un casco, rodilleras, guantes y gafas para estar más seguras y protegidas al recorrer el parque.
Los entrenamientos son tres veces a la semana según el nivel en el que se encuentren y se ajustan a los horarios laborales y de estudio.
Por ejemplo, hay entrenamientos para cada nivel. Las del avanzado entrenan de 06h00 a 07h00 entre semana, y los sábados desde las 07h30 junto con las de nivel principiante e intermedio. Lo hacen en el parque Metropolitano y otros en Cumbayá y Sangolquí.
Este grupo de maravillosas mujeres tiene sus ángeles que son las empresas auspiciantes, como la cooperativa Andalucía, Powerade, Cyclo Studio, entre otras. Las “guerreras de la bici” buscan nuevos padrinos para que se puedan mantener, ya que cada vez son más integrantes y hay Deltas en varias partes del país, así como fuera de este. Todas se comunican por chats grupales y comparten experiencias y logros. Anímate y entrena con ellas, te garantizan una vida divertida junto a tu bici y con nuevas amigas.