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Las montañas ecuatorianas son su inspiración para llegar al Aconcagua

Emilie Sarmiento busca coronar el Aconcagua y las montañas ecuatorianas son su escuela de formación.

Es una quinceañera que no ha usado el típico vestido de gala para conmemorar su edad sino lleva consigo un casco con linterna, tres capas de ropa para el frío, botas dobles, crampones y un par de piolets para cumplir sus sueños: llegar a las cumbres de las montañas.

Se trata de Emilie Sarmiento, nacida en Texas, EEUU, quien se inspira en las montañas ecuatorianas con el objetivo de lograr su undécimo reto, coronar el Aconcagua, entre Chile y Argentina.

Esta sería la onceava hazaña de la joven montañista tras alcanzar y dejar huella en otra decena de cumbres, principalmente tricolores.

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Su padre ecuatoriano y madre colombiana le impulsaron en estas actividades de aventura desde que tenía seis años cuando se introdujo en el mundo de los scouts.

Conserva con mucho amor aquel escenario que inauguró su práctica en el montañismo cuando fue al cerro Cubilche, en Otavalo.

Cada vez iba forjando su gusto por el montañismo y a los 12 años viajó a Machu Picchu, Perú, junto a su padre y hermano. “Llegué muy emocionada tras haber caminado por ocho horas con todo el grupo, siendo la más pequeña de ellos”, recuerda.

Posteriormente, debido al trabajo de su padre que es petrolero, fue a vivir a Brasil, donde experimentó la escalada en Roca Outdoor y obtuvo un certificado en esta destreza. Además, ascendió el Corcovado y el Pan de Azúcar por la pared.

A su regreso a Ecuador logra cimentar este deporte a un nivel avanzado tras conocer a quienes se convertirían en sus guías y amigos de la vida: Carla Pérez y Esteban Mena, reconocidos guías de senderismo y montaña, que llegaron en 2016 a la cumbre del Everest, la montaña más grande del planeta.

En este sentido, Emilie destaca que su motivación se ajustó con el refrán “júntate con lobos y aprenderás a aullar”, a propósito de aliarse con esta dupla de guías para cumplir sus entrenamientos.

“Imagínate aprender de los mejores, te da confianza, te da seguridad y quieres reflejarte en sus metas. La historia de Carla, especialmente, es algo de admirar. Ella fue la primera mujer latinoamericana en subir y bajar del Everest sin oxígeno embotellado. Siempre viene eso a mi mente y quiero ser igual o mejor que ella. Es algo que me lo dice constantemente”, señala.

Junto a ellos comenzó a habituarse con tenacidad para subir el Cotopaxi y como preparación escaló el Imbabura, coronó el Illiniza Norte y Sincholagua.

Como resultado a su constancia, a los 14 años logró su objetivo con el montañista Iván Vallejo: subir el Cotopaxi, segundo volcán más alto del Ecuador con una elevación de 5897 metros sobre el nivel del mar (msnm), por primera vez.

Pero esto no es todo, Emilie junto a Carla y Esteban escalaron el volcán y la montaña más alta del país con una elevación de 6263.47 msnm, 2530 m menor que el Everest, El Chimborazo.

Sin duda alguna así como en las montañas y en la vida, hay personas que te ayudan a lograr tus propósitos y así ve Emilie a sus guías.

Sin embargo, a más de la satisfacción personal de llegar a las cumbres, las montañas han sido el refugio predilecto para la quinceañera ya que en cada una ha obtenido una lección diferente y ha perdido varios miedos.

Por ejemplo, en el Cayambe sintió pánico y resignación porque había mucho lodo y no lograron llegar a la cima. En el ‘Coto’ superó la ansiedad y el vértigo. ‘El Taita’ le dejó como legado lo beneficioso que es trabajar y confiar en tu equipo y ve al Aconcagua como el podio de su nueva medalla simbólica. Esto tras revelar que gracias a la escalada superó capítulos de depresión en sus inicios.

En este caminar no todo ha sido color rosa porque habían quienes le cuestionaban por su corta edad para desenvolverse en estos retos pero ella lo vio como un empuje para no decaer en su propósito.

“Ya sabes… mientras te dicen que no puedes hay esa voz interior que te susurra lo contrario porque solo tú sabes tus límites y todo lo que puedes lograr. Visualicen este paisaje: lo lindo de encontrarte contigo mismo cuando estás sobre la quietud de las nubes, allá arriba a miles de metros de las ciudades que aún descansan. Es vivir algo mágico en medio de la frescura y el secreto de las montañas. Es aquí donde yo me vuelvo a plantear mis nuevos sueños”, culmina.

 

Alta Montaña y su preparación

El montañismo se ha marcado como una actividad de tendencia a nivel mundial. De hecho, en nuestro territorio se han conformado grupos con guías especializados para manejar un cronograma de ascensos.
Según Emilie, para hacerlo es indispensable considerar varios aspectos desde la preparación física, la indumentaria para tener seguridad, la alimentación y la estabilidad emocional y mental que se sustenta de actividades como yoga o meditación.

Es importante saber que para ascender se lo hace con una caminata suave porque en cierto punto de altitud empieza a faltar el oxígeno, como lo describe la joven montañista. Es ideal coordinar la ruta en equipo ya que se hace en cordadas que pueden ir de dos en dos.

“Me he propuesto llegar al Everest antes de cumplir los 25 años. Este era un secreto pero seguramente mis padres lo verán aquí”.

Nuevos retos y desafíos por coronar

Emilie se ha propuesto ascender el Aconcagua en julio del año en curso. Esta elevación es una de las más imponentes de la cordillera de los Andes, en Sudamérica.

Su pico se halla a 6,960.8-6,962 metros de altitud sobre el nivel del mar, y su base, entre Chile y Argentina. A sus 18 años planifica ir a estudiar a Francia o Suiza para dejarse seducir por los imponentes Alpes. Dice que perdió los miedos.

 

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