Es una creencia popular que los perros se parecen a sus dueños y aunque esta afirmación puede sonar cómica existe algo de verdad en ella, sin embargo lejos de referirnos al parecido físico estamos hablando de la personalidad ya que un nuevo estudio ha confirmado que las personalidades de los perros tienden a adaptarse a las de sus dueños.
El estudio llamado «Perro viejo, trucos nuevos» examinó a 1 681 perros de distintas edades y más de 50 razas, de esta manera descubrió que la personalidad de los caninos cambia conforme envejecen y van adquiriendo características similares a las de sus dueños.
Esto significa que las personas más activas y extrovertida tendían a tener perros más activos mientras que las personas que disfrutan de actividades más relajadas también tienen perros menos inquietos.
Al mismo tiempo también descubrieron que mientras los perros jóvenes son más activos, los perros más maduros tienden a ser más tranquilos, por lo que la edad de entrenamiento ideal es de seis a ocho años que es la etapa en que deja de ser un cachorro y está entrando a la adultez.