Ashley Murphy, una mujer de Carolina del Norte, en Estados Unidos, defiende la idea de que su hijo salga de cacería con ella y su esposo porque fomenta la «unión familiar».
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De acuerdo con sus declaraciones para el diario Metro, Bryson de apenas ocho años «es un tirador en potencia», ya que lleva cuatro asesinatos de animales en su haber. Además, asegura que está orgullosa de que el niño no busque recluirse en la tecnología ni las redes sociales para divertirse.
A pesar de que su padre y su abuelo eran cazadores, Ashley no tuvo interés en ello hasta que conoció a Brandon, su esposo y propietario de un negocio de productos de cacería. «(La caza) Es un gran momento para la familia que no tiene precio. La caza brinda una gran lección de conservación y autosuficiencia. Enseña a los niños lo que se necesita para ser un buen administrador de la tierra y cómo respetar lo que tenemos». Según ella disfruta de ir de cacería para «aprender sobre la vida silvestre».
Ashley conoció a su esposo en la escuela y en su primer cita comieron un ciervo que él mismo mató. «Supe que la caza ayudaba a detener el hambre en el mundo porque la comida se puede donar a las personas necesitadas y a todas las organizaciones que hacen eso, por eso no pude evitar involucrarme.»
Al comienzo de cada viaje de caza, el pequeño Bryson y su padre hablan sobre los animales que buscarán y cómo deben atacar. «Nos aseguramos de que Bryson se sienta cómodo con un arma de fuego, luego repasamos nuestro plan de cómo perseguir a los animales, hacemos conciencia sobre la situación y hablamos de cómo respetar la vida silvestre.», asegura Ashley.
«Entendemos que la caza no es para todos, pero tratamos de demostrar que estamos ayudando enviando a los niños a la cama con el estómago lleno cuando donamos nuestras cosechas a otros.», explicó.