Mujeres feministas rescatan obras olvidadas de grandes pintoras

El movimiento feminista se ha corrompido por las notas amarillistas con las que es tratado. Por supuesto es más entretenido y «vende» más hablar de las mujeres que atacan a hombres y se hacen llamar representantes del feminismo.

Esto solamente ha ocasionado que la desinformación se apodere de una población que poco interés tiene de salir de su zona de confort e informarse.

Como toda agrupación de personas (más allá de su género), el feminismo tiene gente más extremista que rebasa los límites y cae en lo radical. Este grupo toma el nombre de hembrismo, algo que no tiene nada que ver con lo que se intenta predicar.

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Un ejemplo del verdadero feminismo

Advancing Women Artists (AWA) es una fundación que se ha dedicado a rastrear desde el 2006 los depósitos de galerías del arte florentino. Todo con el objeto de buscar pinturas firmadas por mujeres que en su momento fueron desechadas por no ser hechas por hombres.

En el pasado, era casi imposible que las mujeres pudieran vender su arte y pudieran demostrar que su talento iba más allá de los límites del hogar y la crianza. Hubo pocos casos atípicos que lograron vencer con dicha barrera, mientras que los otros fueron relegados a la invisibilidad.

«Al principio, nos preguntaban con total naturalidad: ¿Por qué queréis hacer algo así? Se trata de enriquecer el legado cultural femenino que existe, aunque permanezca en la sombra», explica Linda Falcone, directora de la fundación que creó la filántropa estadounidense Jane Fortune.

Linda Falcone y un grupo de mujeres han logrado, por ejemplo, registrar más de 20 obras de Nelli. Cuando empezaron solamente se reconocían 3.

«Cada uno de estos cuadros es tan valioso como la historia que esconde detrás. Restaurarlos es solo la herramienta para contar esas historias», comenta Falcone.

También tienen un grupo de artistas que restauran las obras que el paso del tiempo a destrozado. Son 52 obras que han logrado resucitar y cada 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer) organizan una exposición en la sala de Florencia para mostrarlas al público.

«A medida que el público tome conciencia de que hay una parte de la historia del arte que permanece oculta y que merece ser celebrada, esperará que los museos den voz a esa realidad. Y así es como el arte femenino obtendrá una habitación propia en los espacios artísticos de todo el mundo», cuenta.

Esta es una loable forma de darle una segunda mirada y por lo tanto vida a obras que fueron rechazadas por el simple hecho de ser realizadas por mujeres,

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