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#Opinión Básicos si no: Burlarse de Duque no impedirá que nos destruya a todos

Díganle “cerdo” no por cómo se ve sino por lo que puede llegar a hacer.

«Peppo Pig».  La comparación obvia. Duque y su papada, y su pelito platinado, como elemento para caricaturizar. Y no, no desconozco el poder de la caricatura, de hecho es tan sana como satirizar. Es algo histórico, de siempre. No lo desconozco y cala profundamente en la crítica colectiva.

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Pero, ¿nos vamos a quedar ahí? «Cerdo», «puerco», «marrano», llaman al nuevo presidente. Sí, riamos. ¿Y?

Ese «puerquito» de banda presidencial me temo que va a ser como los temibles cerdos de «Animal Farm» a lo largo de estos cuatro años. Con un sino oscuro, hambrientos de poder, haciéndose el de la vista gorda ante la impunidad rampante de sus secuaces. Díganle «cerdo» no por como se ve, sino por lo que puede llegar a hacernos.

Sí, y. Y. Él no se va a sentar a llorar porque nos burlemos de su exceso de peso. No va a decir «colombianos malos, hirieron mi autoestima, dejaré la Presidencia y me iré a una isla desierta para que no me molesten más». No, no hará eso. Antes, y como vamos viendo, dejará que la camarilla que lo trajo al poder se perpetúe en abusos, impunidad y cinismo. ¿Qué le va a importar lo que muchos tuiteemos, los memes que hagamos, sabiendo que él con tres órdenes de su jefe natural puede revertir acuerdos de paz, puede dejarnos a los periodistas en la enjundia por hacer nuestro trabajo (como Paola Rojas), y que puede hacer mil canalladas más?

¿Burlarse de él va a cambiar eso?

Ahora no se vayan al extremo, pues. No me gusta Duque, voté por Petro, me repugna todo lo que él representa y más el partido que lo llevó al poder. Tampoco estoy en un arranque moralizante y de corrección política donde ahora nadie puede hacer caricaturas y críticas . Pero a lo bien, ¿hay que ser tan obvios? ¿Quedarnos solo ahí? Porque ese «puerquito» de banda presidencial me temo que va a ser como los temibles cerdos de «Animal Farm»* a lo largo de estos cuatro años. Con un sino oscuro, hambrientos de poder, haciéndose el de la vista gorda ante la impunidad rampante de sus secuaces. Díganle «cerdo» no por como se ve, sino por lo que puede llegar a hacernos. Por lo que ya está haciendo. Por lo que hacen quienes lo rodean, tan fanáticos y peligrosos como un Goebbels. Ahí sí. Eso sí. Y la palabra se queda corta ante tanto horror y descaro.

Así como el vestido de su esposa, la apariencia de Duque solo es un distractor. Enfoquémonos mejor en lo que está haciendo y en formas más efectivas de oposición y de validarnos como sujetos políticos. Una imagen puede incomodar, generar reacciones, puede generar crítica, está bien.  Pero también podemos ir más allá y comenzar a fiscalizar- como prometimos desde #LaResistencia- cada una de sus acciones con pasos mucho más tangibles y efectivos.

*Animal Farm, novela de George Orwell, ponía en clave de animales de granja la Revolución Rusa. Los cabecillas eran los cerdos, que de liberadores, pasaron a ser oscuros dictadores enfermos de poder y también justificantes de sus crímenes para conservarlo. 

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