Javier ‘Chicharito’ Hernández es sin duda el goleador estrella de la Selección Mexicana y una de las esperanzas más grandes para que México cumpla el sueño de llegar al quinto partido en Rusia 2018.
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A pesar de que El Tri perdió 3-0 con Suecia en el tercer partido, los 6 puntos que habían sumado de los dos primeros partidos ganados más la inesperada victoria de Corea del Sur sobre Alemania, llevaron a a Selección a la clasificación a octavos.
Esto generó emociones encontradas ya que de manera sorpresiva, la afición se encontró celebrando la victoria de Corea pero abucheaba la participación del Tri contra la selección sueca.
Ante esto, Hernández envió un contundente mensaje que decía:
“No pasamos gracias a Corea, clasificamos gracias a nuestro trabajo. No perdimos por pendejos, de hecho clasificamos y ganamos conciencia porque tuvimos un gran rival y mentalmente vimos donde mejorar. Disfrutemos la clasificación y aprendamos de los errores. Apóyanos aunque no nos vaya como tú quisieras”,
El delantero reconoció que México debe mejorar varios aspectos para seguir adelante en la Copa del Mundo pero pidió apoyo incondicional por parte de los mexicanos para darles ánimo y no demeritar los triunfos logrados.
Quizá la Selección Mexicana no quedó como primero de grupo como se esperaba pero avanzó como segundo lugar en el llamado “Grupo de la Muerte” (F) tras vencer a dos potencias como lo son Alemania y Corea del Sur.
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Ahora se encuentra bajo la mira del mundo por el enfrentamiento con Brasil del lunes.
Históricamente, el futbol mexicano ha vivido partidos complicados contra los brasileños pero aunque el registro favorece a los cariocas, ‘El Tri’ ha tenido mejores resultados en eliminación directa dentro de torneos oficiales, imponiéndose en 7 de 10 ocasiones.
¿El problema? El de siempre: el descontento, el pesimismo y el auto sabotaje colectivo de sus compatriotas. la molestia del Chicharito deja muy clara una cosa… la percepción de los mexicanos es exagerada y extremista.
Por un lado, festejamos una primer victoria como si hubiésemos ganado la Copa y por otro, reprochamos el sacrificio “inútil” de 11 jugadores nacionales en la cancha y glorificamos lo ajeno.
El ánimo de la afición ha sufrido un golpe muy importante. Se perdió por goleada, clasificó como segundo y el rival es un viejo y temible conocido, ¿por qué no sumarle los reclamos de su propia fanaticada?
Esa oportunidad de conseguir lo que nunca antes y dar el salto que todos los aficionados esperan cada cuatro años y que siempre terminan con el típico “jugamos como nunca, perdimos como siempre”.
Esta generación pambolera todavía tiene mucho que dar para hacernos soñar con trascender a nivel mundial. No olvidemos que cuando se creía que todo estaba perdido desde antes de empezar, cuando las quinielas apuntaban a favor del rival y cuando estábamos preparados para volver a la primera, este grupo demostró lo contrario y venció a un tetracampeón mundialista, no importa si ésta «no estaba en su mejor momento».