El cuerpo del niño Gabriel Cruz, de 8 años de edad, fue hallado el 11 de marzo por la Guardia Civil en la localidad de Las Hortichuelas, en España. Habían pasado doce días de su desaparición. La pareja del padre de Gabriel, Ana Julia Quezada, fue detenida cuando transportaba el cadáver en el maletero del coche y según la autopsia realizada al pequeño, concluyó que el niño había muerto estrangulado el mismo día en que desapareció.
PUBLICIDAD
La detenida ingresó a prisión tras ser acusada de los delitos de asesinato, detención ilegal y contra la integridad moral. Cuatro meses después del terrible asesinato han salido a la luz una serie de explicaciones que Ana Julia dio a la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) sobre las circunstancias que acompañaron al crimen.
Según la mujer, el niño la había acompañado a su finca aquella tarde del 27 de febrero, pues iba a pintar la lavadora y la puerta de entrada a la casa. Cuando Ana Julia entró a la casa para abrir las ventanas y hacer que el olor de la pintura se fuera, Gabriel se encontraba en el patio. El niño se acercó con una herramienta en la mano y amenazó a Ana Julia diciendo que se regresara a su país para que sus padres volvieran a estar juntos.
De acuerdo con sus declaraciones, el niño la llamó «negra fea», por lo que para evitar que la atacara, lo sujetó y lo estranguló hasta matarlo. Pero fue «sin querer». La UCO no se creyó esta versión de los hechos
Desde que fue detenida, todas las mentiras de Ana Julia han ido saliendo a la luz: el ocultamiento del cuerpo, sus actuaciones teatrales cuando las cámaras de televisión estaban delante.su participación activa en la búsqueda, camuflada entre la multitud de voluntarios que buscaban al pequeño donde había sido visto por última vez.
Pero la mujer asegura que no quería hacerle daño, que se quedó paralizada, fumando sin saber qué hacer porque “había hecho daño” a Gabriel. Los agentes de la investigación descartaron como falsa esta versión de los hechos.
– ¡La camiseta de Gabriel, la camiseta de Gabriel!
El padre del chiquillo escucha, a cierta distancia, voces de ella reclamando su atención. Al acercarse advierte de nuevo los gritos. El quinto día de búsqueda, Ana Julia sugirió a su pareja y padre de Gabriel que se introdujeran en una zona de matorrales para encontrar alguna pista. Dicha pista será una camiseta blanca que la mujer asegura que es de Gabriel. La abuela, más tarde, descarta su teoría: ni aquella camiseta era suya ni la llevaba el día en el que desapareció.