«Te noto asustado, te noto sensible, fue ilegal el piropo y algo pasó!». Así comienza la columna con que Bernardita Ruffinelli critica la actitud de los hombres que se han mostrado en contra de las prohibiciones y sanciones a los piropos.
PUBLICIDAD
«Te noto asustado, varoncito» es el nombre del texto publicado en su página web, en el que además ironiza con el impacto que las medidas han tenido en sus vidas.
«De pronto se sintieron afectados, muy vulnerados en sus derechos milenarios e inalienables de abordar mujeres desconocidas en la calle para expresarles su importante opinión sobre su cuerpo; porque obvio que todas necesitamos escuchar lo que tú opinas de mí, aunque no me conozcas; porque necesito, como mujer débil y vanidosa, tu imprescindible aprobación», escribe.
«¡Es que ya no vamos a poder acercarnos a una mujer nunca más! Se van a quedar todas solas, por weonas graves! (sic)», dice con evidente sarcasmo ante las críticas que reciben las mujeres que se muestran contra de este tipo de acoso.
«¿Te cuento algo, amigo mandril? Hay montones de hombres que se han acercado a mujeres sin necesidad de apelar a su aspecto (…) Te juro que acercarse a una mujer desconocida para conocerla no es problema, el problema es cuando tu única arma es piropear«, señala.
«Imagina un mundo donde lo que te interesa de la gente es lo que piensa, lo que hace, lo que quiere y lo que odia; imagínate la cantidad de posibilidades que se te abren para engrupir cuando te enfocas en cosas distintas al cuerpo!», expresa.
Reiterando sobre la posibilidad de abordar a una mujer sin emitir juicios sobre su cuerpo, invita a que «tomen este texto como una alarma amigable y comprensiva; y vayan pensando en cómo hacerlo».
PUBLICIDAD
«Avívense, compañeros. Menos llanto de machito asustado y más proactividad creativa de hombre que vale la pena«, sentencia.