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Niño de 3 años ingresa al hospital por fractura y muere por supuesto “exceso de anestesia”

Padres del menor exigieron justicia y castigo para los responsables involucrados. Por su parte, la comunidad médica se ha levantado para defender a Luis Alberto P. M, médico que lo operó pues la autopsia reveló algo que no se había tomado en cuenta con respecto a la anestesia

El pequeño Edward Luna, de apenas 3 años ingresó al hospital con una fractura en el brazo pero falleció porque le suministraron demasiada anestesia. Elementos de la Agencia estatal de Investigaciones detuvieron al médico Luis Alberto P. M. como presunto responsable de la muerte del menor. 

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Los hechos ocurrieron el pasado mes de noviembre de 2017 pero la detención se llevó a cabo apenas este lunes. Mientras tanto, Daniela Trujillo Ramos y Hussein Luna Avendaño, padres del menor, exigieron justicia y castigo para los responsables involucrados en la muerte de su hijo.

De acuerdo con el reporte médico, el médico aplicó la anestesia de forma incorrecta, provocando un paro respiratorio. Sin embargo, su madre fue quien detalló que el pequeño no murió por sobredosis de anestesia, sino porque el niño no se encontraba en ayunas al momento de la intervención quirúrgica.

En entrevista con Ciro Gómez Leyva, indicó que se trató de un homicidio porque el médico «conocía los riesgos que corría el menor y aun así lo operó». La acción del especialista llevó a Edward a una broncoaspiración que colapsó su organismo.

«Con los estudios que ya se hicieron a mi hijo, sabemos que no fue una sobredosis de anestesia; por lo que mi hijo se broncoaspiró por el alimento que tenía», declaró Trujillo en entrevista con Ciro Gómez Leyva de Grupo Fórmula.

Además, aseguró que al darse cuenta del error, los médicos quisieron revertir la situación pero por tanto medicamento que el menor tenía en su cuerpo le dio un edema cerebral.

La madre de Edward señala como único culpable del deceso de su hijo al doctor Luis Alberto. Refirió que entre las irregularidades que se encuentran en el expediente están que el día que ingresó el menor al hospital el doctor no le hizo estudios preoperatorios y sabía que no estaba en ayuno, pues comió alrededor de las 5:30 y la operación fue a las 10:30; «se lo dijimos, él sabía que había ingerido alimentos».

La operación que debían realizarle a Edward era al parecer sin alto riesgo, se le pondrían unos clavos para estabilizar el hueso, el pequeño estaba tranquilo, sonriente antes de su intervención, su salud era estable y estaría de regreso en poco más de una hora que duraría la cirugía.

La intervención duró alrededor de hora y media, el menor salió a las 11 de la noche de la operación. Los médicos le informaron a los padres que el niño se encontraba estable pero que aún no se recuperaba de la anestesia, pero fue hasta las 4 de la mañana que les notificaron que seguía sin reaccionar.

Ante la desesperación del estado de su hijo, los padres empezaron a buscar otro hospital que tuviera terapia intensiva, pero fue rechazado porque ya había sido operado, insistieron en uno más y así llegaron hasta el Hospital San Lucas, lugar donde se declararía muerto a las 6:40 de la mañana.

La autopsia reveló que el menor falleció por “asfixia por broncoaspiración porque en la tráquea y el estómago había restos de alimentos”, también localizaron “lidocaína, una sustancia considerada toxica”, que le produjo un descenso en el ritmo cardiaco, cuadro clínico que ni siquiera fue reportado por los doctores imputados por la muerte del menor.

El Ministerio Público argumentó que los médicos “no cumplieron con el requisito de ocho horas de ayuno” para poder intervenir quirúrgicamente a Edward. El menor había comido unas papas, galletas y yogurt.

 

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