El acoso callejero es una agresión pública que viven en su mayoría mujeres que ha sido visibilizado durante los últimos años en Latinoamérica y también alrededor del mundo.
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La fotógrafa y periodista inglesa Eliza Hatch retrató a mujeres que han sufrido acoso sexual a diversos niveles durante sus vidas, enfocándose en especial en el acoso callejero.
El proyecto, llamado “Cheer Up Luv” (“Celebra el amor”), “Quería retratar a las mujeres en sus alrededores. Quiero que las miren a los ojos de verdad mientras escuchan sus historias“, le cuenta a The Guardian.
Tenía 16 años e iba de camino a la escuela una mañana tranquila en mi barrio. Vi a un señor masturbándose a plena luz del día. Cuando pasé, sorprendida, me dijo: ‘¡Sí! ¿Quieres un poco de esto?’” (Chesca)
Un día, en el metro de París, un hombre trajeado me pidió el número de teléfono. Le dije que no y él escupió tres veces sobre mis zapatos. Nadie de la estación movió un sólo dedo. El metro llegó y el hombre se quedó sobre la plataforma y se acercó directamente a otra chica” (Julie)
Mis amigas y yo fuimos a la playa en Brighton (Reino Unido), cuando un hombre comenzó a caminar detrás de nosotras y a hacer comentarios, parándose a mirar. Entonces hizo un gesto de abofetear y dijo: ‘¿Cuánto? ¿Cuánto por darle una manotada a ese trasero?’. Las tres estábamos completamente vestidas” (Natasha)
Cuando tenía 13 años, tomé un tren durante el día. Un borracho se subió y comenzó a insultar a las mujeres dentro del vagón. Se acercó, se sentó junto a mí, me tocó la pierna y me preguntó por qué no era divertida, hablándome muy cerca de mi cara. Todos miraban pero nadie dijo nada” (Lulu)
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Cuando tenía entre 14 y 15 años, varios hombres se masturbaron mirándome directamente hasta en tres ocasiones. Cada una de esas veces estaba en una parada de autobús y estaba sola. Y en todas las ocasiones llevaba puesto el uniforme escolar” (Idil)
Yo tenía 19 años y acababa de irme a vivir a París. Estaba en un tren lleno de gente y un tipo colocó las manos en sus caderas y comenzó a mover la pelvis contra mí. Yo me puse de puntillas tanto como pude y al final se detuvo. Salí corriendo del vagón. (Juliette)
Estaba sola, sentada en la parada del autobús, y un hombre con traje caminó hacia mí y comenzó a mirarme. Se lanzó sobre mí y yo le empujé hacia atrás. Llegó mi bus y me fui. Él me siguió y trató de meter su mano bajo mi falda. Yo le grité que se fuera al carajo, pero nadie creyó que yo estaba en peligro” (Reannon)