Kit de emergencia para cuando te llamen “feminazi”

Me pasa a menudo, o le pasa a una amiga, o le pasa a mi jefa, que algún chistosito, o chistosita, que no entiende el feminismo, se las da de inteligente y saca la (mala) estrategia de llamarme (llamarnos): “feminazi”.

Cada vez que escucho este término, cada vez que lo leo en alguna parte me da rabia. En realidad así era al principio, ahora me da risa que alguien pueda ser tan básico para utilizar un argumento como este (acá una feminista lo explica bien).

Todas esas veces, lo primero que se me viene a la mente es: ¿Cómo una mujer va a ser nazi sólo por intentar reivindicar sus propios derechos? ¿Le habrán dicho así a Simone de Beauvoir, a Virginia Woolf, a Clarice Lispector o a la Alejandra Pizarnik?

Entonces pienso en Hitler, en la Invasión a Polonia, en la Segunda Guerra Mundial, el Holocausto, las fosas comunes de cuerpos grises y sin nombre, en las cámaras de gas asfixiante, La vida es bella, El Pianista, o en El niño con pijama a rayas.

De todo eso puedo decir que los nazis y el holocausto fueron una vergüenza para la historia de la humanidad, por lo tanto si se aplica a las mujeres es una falacia y una falta de ideas enorme.

No me digan que pasó de moda, porque ayer una amiga habló por el grupo de WhatsApp que tenemos, a través del que nos contamos nuestras penas y victorias, pero esta vez era para decirnos que un compañero de trabajo le había dicho “feminazi”.

Da lo mismo si fue en broma, no debería ser en ningún contexto, ya lo decía Natalia Valdebenito en su rutina de Viña 2017. No lo dudé un segundo y les dije a mis compañeras de trabajo: ¡Emergencia! ¡A una amiga le dijeron “feminazi”!

Automáticamente me empezaron a llegar memes y videos para defenderse en caso de ser mal llamadas “feminazis”, entonces decidí armar este kit de emergencia para enrostrar la estupidez de algunos y algunas, sin necesidad de usar palabras.

A todos ustedes que se creen graciosos al usar este término que repetí en cada párrafo, les digo: si quieren hacerlo, háganlo.

Úsenlo porque repudian que defendamos la igualdad de género; úsenlo cuando crean que abortar libremente es pecado, o porque va a ser la fiesta de los violadores; úsenlo cuando hablamos de sueldos iguales; úsenlo cuando queramos dejar de tomar pastillas anticonceptivas.

Úsenlo cuando informemos que ya van 26 femicidios consumados y 64 frustrados en 2017 —entre los que para algunos cabe el caso de Nábila Rifo—, según el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género en Chile, y úsenlo cuando les arda que tengamos la razón y quieran hacernos callar.

Úsenlo todas esas veces, úsenlo más si quieren, porque no va a resultar, porque al hacerlo el único, o la única, que quedará como ignorante: será usted.