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Hombre frota su miembro contra los glúteos de una mujer en el transporte

Al ser descubierto por otra pasajera, el agresor se río descaradamente.

Por redacción Nueva Mujer

Viajar en el transporte público es una necesidad que tenemos millones de mujeres en América Latina. Situación que nos sentencia a enfrentarnos a diversos problemas todos los días. Sin duda el peor de ellos ha sido, es y será, tener que soportar el acoso sexual. Y para muestra basta un botón (aunque hay muchos).

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Se trata de un caso que acaba de darse a conocer gracias a un video viral. En él se puede ver a un individuo sostener su miembro viril y restregarlo en el pantalón de una mujer que viajaba a su lado en el transporte público.

Los hechos sucedieron presuntamente en la ciudad de Puerto Vallarta, Jalisco. El video fue grabado por una pasajera, que además de advertirle al sujeto que lo estaba filmando (a manera de reclamo y a lo que él respondió riéndose), también le avisó a la chica agredida lo que estaba sucediendo sin que ella se diera cuenta.

Aquí el video:

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¡Basta de acoso sexual!

Sin duda estos hechos son lamentables, sobre todo si tomamos en cuenta que más del 32% de las mujeres en México han padecido actos de intimidación, acoso o abuso sexual por parte de agresores, de acuerdo con la encuesta más reciente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Entonces, este caso documentado en Puerto Vallarta se vuelve solo uno de miles que ocurren diariamente.

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De acuerdo con la socióloga María Francisca Valenzuela, quien brindó una entrevista a Dypia.com, el acoso callejero es una «práctica no deseada que genera sensaciones de rechazo, rabia, y vulnerabilidad, entre otras. Si bien existen mujeres que consienten -e incluso les gustan- actos como los piropos, la gran mayoría nos sentimos vulneradas y violentadas, pues nos crea una sensación de miedo e inseguridad constante»

El acoso callejero no debe seguir siendo una situación cotidiana para las mujeres que viajamos en el transporte público. Por eso hay que seguir levantando la voz, grabando videos y poniendo a los hombres que lo hacen «en su lugar». Cuidarnos entre nosotras es ahora nuestra misión diaria –aunque no debería de ser así–.

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