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El ciclo de la violencia de género, analizado por dos expertas

Hablamos con una psicóloga y una abogada expertas en el tema para responder: ¿Cómo entender la violencia? ¿Sirven las funas? ¿Cómo romper el ciclo? ¿Cómo apoyar a una víctima?

La visibilidad que han alcanzado los casos de violencia de género gracias a internet es evidente. Incluso medios de comunicación que antes no informaban de este tipo de temas están abriéndose a hacerlo, dando a conocer a las comunidades sobre lo incorrecto que es comprender las relaciones desde una perspectiva machista.

Casos como los de Nabila Rifo, Antonia Garros, Valentina Henríquez y otros son ejemplo de cómo la cobertura ha cambiado, además de que algunos han implicado un acto de funa pública mediante redes sociales.

Diversas organizaciones que luchan contra la violencia de género buscan informar a la comunidad sobre conceptos y maneras de ver y detectar la violencia, la cual se puede comprender teóricamente como un ciclo.

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Silvana del Valle, abogada de la Red Chilena Contra la Violencia Hacia las Mujeres, menciona que con el denominado ciclo de la violencia de género no es suficiente para comprender lo que vivimos como sociedad, y la violencia en una pareja es solo una arista de ellas: “La violencia es un continuo en la vida de las mujeres y se desarrolla a lo largo de toda nuestra vida. Además, no todas las personas son iguales y por lo tanto no responden siempre a las mismas motivaciones“.

No obstante, si quisiéramos entender un aspecto de esta violencia, específicamente la íntima, puede ser útil verlo desde esta perspectiva, para comprender mejor cómo una mujer llega a este tipo de relaciones y cómo logra aguantar por tanto tiempo sin poder salir de este círculo tan difícil de romper.

¿Cómo comprender y empatizar con una mujer víctima de violencia? La psicóloga Paula Sáez, directora de la Escuela de Psicología de la Universidad Andrés Bello y experta en temas de violencia de género, declara que esto puede tener muchas razones: “Es una relación multicausal, se puede deber a cómo nuestra sociedad nos impone un tipo de relación amorosa y de pareja donde la mujer está puesta en un lugar de postergación y de sometimiento frente a alguien que tenemos que comprender, aceptar, contener”.

Es por eso que, al acumularse tensión dentro de una pareja, la mujer tiende a no reconocer que está siendo parte de una relación abusiva que puede terminar en violencia física, e incluso en su muerte.

Según la psicóloga, detectar estas señales es fundamental: “El agresor tiene conductas controladoras con la pareja, corta su círculo, sus redes, empieza a aislarla, a minar su autoestima, haciéndola entender que está inhabilitada o que él tiene la verdad, controlando a quién ve y a quién no. Ella es la culpable de cualquier signo de irritabilidad que pueda tener. Cuando un hombre necesita descargar su violencia en la mujer, cualquier excusa es bienvenida”, dice.

Desde que la mujer se da cuenta que está siendo víctima de violencia hasta tomar la decisión de no callarlo más e incluso denunciar, hay un largo camino. Es por esto que la abogada Silvana del Valle advierte que la denuncia legal muchas veces es insuficiente: “En la realidad nacional, la mitad de las mujeres que fueron víctimas de femicidio lo fueron pese a que habían hecho denuncias y que tenían medidas cautelares en contra de los agresores”.

Pero no por ello hay que desestimar estos recursos:

Creemos que las mujeres tienen que utilizar los mecanismos que el estado les provee para protegerse, pero no siempre generan realmente sanciones y prevenciones para futuros hechos de violencia. Además, la denuncia tiene bastante restricciones en el medio nacional, porque impide a una serie de mujeres acceder a esas medidas cautelares. Por ejemplo, cuando no tienes una relación afectiva con el agresor, y además se dificulta el acceso a dichas medidas cuando la mujer no tiene una relación de convivencia o matrimonio o de hijos en común. Entonces es una medida bastante básica, que igual hay que utilizarla, pero no es la que está resultando más preventiva de la violencia contra las mujeres”, declara Del Valle.

Denuncia pública

Respecto a las denominadas funas, ambas expertas coinciden en que tienen mayor impacto positivo que negativo en el círculo de violencia. Considerando que este tipo de actos está fuera de lo legal, la abogada asegura que también hay un sentido de justicia en ellos: “Más allá de la sanción que pudiera imponer un tribunal (que es muy baja, por lo demás) es muy importante que la sociedad y su comunidad en particular, su familia, sus amigos, sepan lo que le está ocurriendo y le den un nombre a lo que está pasando. Por otro lado, sus agresores encuentran el castigo y el reproche social, entonces en este sentido una acción de funa como se le denomina a una denuncia pública genera mucha liberación para las mujeres“, dice.

Por otra parte, Sáez asegura que gracias a este tipo de denuncias estos temas no pasan desapercibidos, porque se hacen visibles. “La funa actual tiene su rol también, no permitir que esto quede impune. Hay que entender que es algo que surge desde la injusticia, no solo mundial, sino también legal. Es una manera de llamar la atención de que está pasando algo, que no quede en el anonimato porque puede terminar en muerte. Y como el de ahora de Los Tetas u otros casos que han sido mediáticos, sirven para mandar señales a mujeres que están viviendo esto“, declara la psicóloga.

No obstante, el llamado a ser responsable con las funas es algo primordial. Como medios y usuarios de redes sociales, debe existir un respeto y un compromiso en las acusaciones de violencia, pero teniendo en cuenta que la prioridad es la mujer agredida y su seguridad:

Hay que primero asegurarse de que la persona que está haciendo la denuncia lo esté haciendo con antecedentes suficientes. Por ejemplo, para mí los golpes y los moretones son un antecedente suficiente y la misma palabra de la mujer lo es. Entonces desde este punto de vista es bien claro que es más importante la seguridad, la integridad y la dignidad de las mujeres agredidas que la privacidad del agresor“, dice del Valle.

En cuanto a la víctima, ésta se expone doblemente al realizar una denuncia pública, al ser juzgada y además al correr peligro de que el agresor se vengue. Para la abogada, la falta de reflexión como sociedad es evidente: “Muchas veces la gente en lugar de preguntarse por qué el agresor abusaba por tantos años, la primera pregunta que salta es por qué esa persona aguantó tanto. Entonces ahí es donde como sociedad nos queda claro que nos falta mucho más para reflexionar sobre el tema”.

Con respecto a la veracidad de estas funas (un argumento clásico para derribarlas), la abogada Del Valle declara: “Es muy poco razonable pensar que una persona víctima de cualquier delito va a buscar hacer denuncias falsas. A mí me parece que no se cumplen los requisitos para la injuria, y además tiene que haber un ánimo injurioso, y hay varios requisitos que el código penal establece para ello y en muchos casos estos no se dan“, dice.

Romper el círculo

El primer paso para salir del círculo es reconocerlo y socializarlo, hablarlo con otras mujeres, ojalá alguien externo que oriente. Pero otra parte de este complejo proceso es el hecho que luego de denunciar o hablar la situación, la persona violentada se arrepienta, retire las acusaciones o perdone al agresor.

La psicóloga Paula Sáez asegura que la diferencia entre salir de este tipo de situaciones y continuar en ellas está en las redes de apoyo: “Es muy natural cansarse de la víctima, pero es eso lo que busca el agresor: que quede sola. Lo que tenemos que hacer es no dejarla sola bajo ninguna circunstancia”, declara, agregando además que es natural que una mujer le crea a su agresor que va a cambiar, porque tienen un lazo de afecto con ellos que va más allá de cómo se comprende racionalmente la situación:

Las mujeres que están en estos círculos quieren a sus parejas, les creen, los aman y tienen fe en lo que ellos le dicen. Todos hemos estado en una relación tóxica donde hemos permanecido ahí por afectos, sentimientos, hasta que uno se da cuenta que no más. Hay algo que es fundamental: para que una víctima rompa el círculo se tiene que dar cuenta de que es víctima

“Si ves que alguien cercano no te quiso apoyar, te juzgó y te dijo no te acerques más a mí, cuando te vuelve a ocurrir y vuelves a armarte de valor para dejar la situación, es muy difícil que recurras a esa persona y tu círculo se empieza a reducir. Hay que dar contención, cuantas veces sea necesario. Y cuantas veces esta mujer se arrepienta de denunciar, habrá que volver a creer, hasta que veamos un cambio, porque muchas mujeres que dejan este tipo de relaciones lo hacen después de varios intentos”, agrega Silvana del Valle.

Paula Sáez, además, hace un llamado a entender y apoyar en caso de conocer casos de violencia: “[la víctima] debe tener gente que la quiera, que la apoye, que pueda conversar con ella sin juzgarla. Que estén atentos para cuando sea el momento de salvarle la vida. Ella debe sentirse acompañada, sabiendo que tiene gente que la va a acompañar en cualquier minuto, que si deja al agresor no va a quedar botada, va a quedar con una red de apoyo, no solo afectivo, sino también logístico y económico, que es fundamental“, dice.

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