Este mes también es de nuestras adultas mayores

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Por: Nicole García

Como parte de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, se homenajearon a todas las mujeres que se han levantado y luchado por una causa. Y cuando decimos «luchado», no nos referimos solo a la lucha que conlleva un marcha, una protesta o un reclamo sino a la de levantarse cada día a comenzar de nuevo.

Esa lucha que viene del esfuerzo de continuar de pie a pesar de haber vivido 20, 30, 75 u 80 años. Este es el caso de un grupo de adultas mayores que forman parte de Dulce Atardecer, el centro de cuidado diurno para envejecientes en Caguas.

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Este lugar tiene una matrícula conformada en un 80 por ciento por mujeres entre las edades de 70 a 95 años. Es por eso que esta semana, la institución quiso destacar las personalidades y logros de sus participantes.

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Una de ellas es doña Irma Quiñones, que con 92 años y la seguridad más grande del mundo se tiñó el cabello color rosa. Quiñones, vive con sus labios siempre pintados y no oculta su sonrisa ni un instante.

Ivette Guzmán, la directora del centro, expresó a carcajadas que «es la más animada de todas y no ha perdido la chispa». Asímismo Rosa María Trinidad – Rosita de cariño – siempre anda risueña e insiste en calzar tacos todos los días. Y, ¿porqué no?

También las acompaña María Fernández, la más parlanchina. Siempre contando anécdotas de su trabajo como secretaria en el Tribunal de Caguas.

Con una personalidad más discreta están Laura García, Ana Gloria Morales y Carmen Lidia Torres. Entonar cánticos y orar al Señor, bendecir a quien esté cerca y dar abrazos, son particularidades que las enaltecen. Ellas llenan de armonía cada rincón del centro.

Estas adultas mayores han sido grandes profesionales. Por lo que el centro tiene la dicha de contar con mujeres que fueron enfermeras, secretarias, directoras, maestras y hasta radiólogas. Las historias son innumerables y el orgullo por sus integrantes es infinito. 

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