Hay momentos de la vida en que las palabras sobran. Te sientes de determinada forma, quieres expresarte, pero no tienes ganas de hablar. Quieres que te entiendan, pero los demás no pueden adivinar lo que te pasa. En esos momentos, nos salva el arte.
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Una ilustración puede expresar nuestras emociones, esas que no siempre nos atrevemos a revelar por miedo a ser juzgados, o por temor a los prejuicios que existen en nuestra sociedad.
Muchas artistas e ilustradoras han decidido compartir su trabajo en Instagram, justamente por eso: es una plataforma libre y de gran alcance. El arte femenino (y feminista) se expande y evoluciona a partir de la tecnología, de la opción de hacer arte de forma digital.
Meg Robichaud ilustra esas emociones de las que hablamos. Como cuando alguien te da su opinión pero no se la pediste, y especialmente, cuando esa opinión es ofensiva e invasiva.
Sus dibujos ilustran lo que sentimos cuando los hombres hablan sobre nuestros derechos reproductivos, sobre nuestro útero y nuestros ovarios.
¿Por qué seguimos usando las redes sociales, si nos generan tanta ansiedad? ¿Por qué no nos podemos liberar?
Sería tan lindo si la vida fuera más simple, si sólo pudiéramos meternos en un plato de tallarines y no hacer nada más.
Te sacas una selfie, la publicas para que la vean cientos de personas, pero te da vergüenza que las personas te observen en la calle cuando te tomas la foto.