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El pecado de ser mujer: por qué nunca perdonarán el error de Andrea Legarreta

La conductora de televisión fue noticia al encarar a un fan que la señaló en un parque de diversiones

Por María Tapia

Maestra en Sociología con especialidad en Estudios de Género
Columna de opinión

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Aquí voy otra vez a defender a una mujer. Y no, no me voy a enfocar a analizar si estuvo bien o estuvo mal que Andrea Legarreta rentara toda su fama y voz pública para apoyar un mensaje oficialista que pretendía calmar a los mexicanos ante la tremenda subida del dólar; voy a intentar explicar el machismo con un caso del dominio popular y con estrellas de Televisa como protagonistas. Empecemos por explicar, en términos muy básicos, que hace unos meses los conductores Andrea Legarreta y Raúl Araiza leyeron un mensaje en cadena nacional que en resumidas cuentas decía: «Que el dólar suba no nos afecta a los mexicanos», la opinión pública ardió, aunque no igual para sendos personajes.

Ciertamente ambos demostraron una fuerte ignorancia respecto a temas económicos, o por lo menos un notable desinterés por la realidad que viven millones de mexicanos que no gozan de su holgada situación monetaria. «¡Pues que trabajen más!», ha declarado altivo y todavía más ignorante Araiza sobre los mexicanos ‘pobres’ a los que ‘no les alcanza’ el dinero… Si ninguna de las anteriores fuera verdad, lo que sí dejaron claro es que para ellos trabajo es trabajo y que al jefe no hay que decirle que no.

Esta mañana salió a la luz un video donde una persona se burla de Andrea Legarreta por el ‘caso dólar’, lo hace en un parque de diversiones al que la conductora asistió en compañía de sus pequeñas hijas. Ella se defiende políticamente, con delicadeza, con prudencia (como nos han enseñado a las mujeres) y el hecho ya se volvió viral. Y bien, aquí va mi análisis. Y no, no veo moros con tranchetes, ni ‘ahora resulta que todo es machismo’. Desafortunadamente no es que ‘ahora resulte’ es que desde hace mucho, muchísimo tiempo, es así. Me explico con el siguiente ejemplo:

Hombre y mujer cometen el mismo error; el hombre no recibe castigo alguno o recibe un castigo leve, la mujer es condenada a la pena máxima. Eso, queridas y queridos todes, es un ejemplo de machismo. Digamos que hombre y mujer van a la playa, ambos deciden dejar sus pezones al aire simplemente por que así les place; el hombre no recibe castigo alguno, ni siquiera una mirada de desaprobación; a ella, por el contrario, la miran con indignación. «¡Impúdica!», alcanza a escuchar. «Está provocando a los hombres», dicen las personas a su alrededor mientras le tapan los ojos a los niños y a los esposos. Unos minutos después llega la policía para detener a mujer (y no a hombre) por daños a la moral. Eso, queridas y queridos todes, es un ejemplo de machismo.

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Pensemos ahora que hombre y mujer tienen a sus respectivas parejas, pero en una noche de desenfreno, por la razón que sea, deciden engañarlos con otra persona. Al día siguiente hombre tiene un leve remordimiento, pero pronto se le olvida porque sus amigos celebran su hazaña y le dicen que no se preocupe, que la fidelidad no es cosa de hombres ni está en su naturaleza. Mujer despierta con una cruda moral insuperable, sus amigas le dicen con una sonrisa ‘inocente’ que anoche sí estuvo ‘zorreando’, que al calor de la fiesta le salió lo ‘puta’. Para colmo alguien decidió grabarla en pleno momento del cuerno y lo publicó en redes sociales; ahora es una ‘piruja’ a nivel nacional. Eso, queridas y queridos todes, es un ejemplo de machismo.

Por último, imaginemos que hombre y mujer son celebridades de televisión y que les pagan mucho dinero por dar mensajes publicitarios. Supongamos que uno de los principales clientes de la empresa para la que trabajan es el Gobierno y que los elige a ellos, líderes de opinión de los sectores más grandes y desfavorecidos de la población, para calmar el miedo nacional ante una crisis económica. Ellos, nuevamente por la razón que sea, deciden aceptar y dan el mensaje encomendando ante millones de espectadores. Hombre recibe algunas críticas en redes sociales, pero al cabo de unas semanas todo se olvida y su simpatía y galanura vuelven a ser las protagonistas. Mujer lleva meses siendo acribillada en redes sociales; todos los días le hacen memes, la llaman ‘estúpida’, hacen chistes sobre ella, se burlan de todo lo que hace. La acosan virtualmente y en las calles para echarle en cara su imperdonable error. Ha pasado justo un año desde entonces y ayer en persona y frente a sus hijas otra vez fue atacada: «Eres Andrea, la del dólar», como si en su figura recayera todo el peso del Fondo Monetario Internacional, las decisiones de Peña Nieto y la locuras de Trump juntas… Eso, queridas y queridos todes, es un ejemplo de machismo.

Y así, hombre y mujer, nunca son juzgados de la misma forma. Mujer ya aprendió a vivir con ello (aunque no debería). Le ocurre en su trabajo, donde le dicen ‘mandona’ por hablar al mismo nivel de decibeles que su compañero de escritorio; también en su casa, donde la tachan de libertina por llegar de fiesta a la misma hora que su hermano; incluso en las calles donde le tocan el trasero por transitar como todos los demás. Hombre ve la situación muy normal, después de todo así han sido las cosas siempre. Cuando mujer le cuenta lo mal que se siente con las consecuencias que al parecer tiene el ‘pecado’ de ser mujer, él solo frunce el ceño y le explica que así son las cosas y que no hay nada que hacer, que él también sufre cuando tiene que pagar las cuentas y ceder el paso en el elevador. Las cosas, como no, están parejas.

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