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“Relatos de una mujer borracha 2”: La piscola y el amor contraatacan

Según la autora, “Tinder es el supermercado más grande de hombres que ha construido la historia, lo bonito es que tú tienes el poder de elegir entre la carne molía 95% grasa, o el filete de primer corte”.

Martina Cañas Morales es todo lo que hemos sido, seremos y hemos querido ser.

Es nuestro Pepe Grillo: siempre está ahí para recordarnos que no somos las únicas que queremos tomarnos una piscola el lunes, que tenemos Tinder pero no lo admitimos y que tratamos de hacernos las interesantes, cuando en realidad sólo queremos pasarlo bien en el “ring de cuatro perillas”.

“Relatos de una mujer borracha” es la biblia de las maldadosas, de las que no están ni ahí con seguir fingiendo ser algo que no son, y en la segunda versión, entran el amor, el sexo, las relaciones y las borracheras que se dan con eso.

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En “Relatos de una mujer borracha 2”, Martina nos instruye sobre sus experiencias más decorosas, pero también, sobre sus fails. Nos hacen reír porque todas hemos pasado por situaciones así alguna vez.

Porque, a quién no le ha pasado que le gusta justo el que no la pesca, o que por culpa de las piscolas, se conforma con lo que venga.

Para qué hablar de la depresión posmaraca, término creado por Martina que explica esa horrible sensación que sentimos después de habernos portado como actrices porno con alguien que resulta ser el conocido del ex del hermano del amigo de tu amiga que odias.

Tuvimos el borracho gusto de conversar nuevamente con ella sobre estos temas que nos dejan con caña, pero que a pesar del dolor de cabeza, volveríamos a experimentar por culpa de la bendita piscola.

1.- En tu nuevo libro, comienzas diciendo en el prólogo, que “te darás ciertas licencias” porque ya no te interesa dar esa “primera buena impresión”. ¿Cuántas piscolas necesitas para que te deje de importar dar buena impresión?

Una puede estar más cosía que peluche de pobre, pero siempre querrá dar una buena impresión. La cuestión es que después de la tercera piscola una igual se empieza a poner más dicharachera y a veces habla más de la cuenta y en este libro todas las historias están contadas desde la tercera piscola, esa que te pone más coqueta, más sexy sexy sensual.

2.- Hablando de amor y desamor, ¿por qué crees que siempre nos fijamos en los que no nos convienen? ¿Nos gana la maldad y después nos arrepentimos?

Hablando bien serio, creo que todo se basa en un tema de autoestima, no nos queremos tanto a veces, y como no nos queremos, nos quedamos con lo que deje la ola. Y no se trata solo de un tema de autoestima personal, quizá es un tema de género, las minas ganamos menos, las minas tenemos menos puestos importantes en las pegas, a las minas la sociedad nos mira un poco como menos importantes.

Y nos pasa desde chicas, porque por ejemplo, el guatón, es el guatón simpático, pero a la gordita se le tilda de guatona, al galán de winner, y a la galana de maraca, ta’ mala la cosa. Yo desde que tomé consciencia, dejé de fijarme en tanto pastel, creo que el secreto está en elegir antes de que te elijan.

3.- Sabemos que no existen los príncipes azules, verdes y menos, rosados, entonces, ¿por qué todavía nos sorprendemos cuando nos damos cuenta que el chiquillo era sólo una fachada?

Porque somos mujeres de fe y de alguna u otra forma, la experiencia me ha demostrado que las mujeres somos más consecuentes, digo entre lo que decimos ser y entre lo que somos no hay tanta diferencia, entonces esperamos lo mismo de quien tenemos al frente, y no digo que los hombres no sean honestos, digo que quizá son menos conscientes, entonces si la cagan como que no le toman el peso, o si dicen algo y se carrilean le bajan el perfil. Entonces, rapidito empiezan a mostrar la hilacha.

¡¿Qué si nos sorprende?! Cada vez menos. Paren de cagarla po’ cabros.

4.- Cuando tenemos “depresión posmaraca”, ¿qué es lo peor que nos puede decir una amiga? 

Pasa que cuando estamos en depresión posmaraca no queremos escuchar nada ni a nadie entonces cualquier cosa que nos diga nos puede mandar a la cresta. Por regla general, la depresión posmaraca está acompañada de lagunas mentales, y esas lagunas mentales siempre es mejor que se mantengan ahí en el olvido.

Si te recuerdan que el que te agarraste era mino, te lamentas por haberlo olvidado, y si te recuerdan que era horripilante, te lamentas por haberlo hecho. Entonces amigas, mejor guarden silencio. ¿Sabías ustedes que los ríos más profundos son siempre los más silenciosos? No sé qué relación tiene, pero estos proverbios chinos siempre me hacen quedar como una intelectual siono.

5.- ¿Qué es lo más penca que nos puede pasar en una cita Tinder? Si te tinca, enumera.

  1. Que pretendan que les dí la pasá sin siquiera invitarte a un kapo y unas galletas carioca.
  2. Que por conversaciones cibernéticas sean buenos pa la talla, pal mensaje de voz y pal emoticón, y en persona se quiebren enteros y se queden encallados.
  3. Que te pidan armar una cita doble y se queden con tu amiga. (María no te lo voy a perdonar nunca, no tuviste códigos zorra)
  4. Que te digan que son altos y fornidos, pero en la vida real tengan cuerpo de bailarina de Bafochi.

6.- ¿Qué le dirías a todos esos hombres que critican a las mujeres por su físico, pero que a la vez pretenden pololear con una modelo de Victoria´s Secret?

Me dan rabia esos, quizá más que decirles algo les pasaría un espejo de cuerpo entero y los mandaría a un taller de criterio de realidad y es que no podí tener la facha de Adriancito y los Dados Negros y pretender estar con la Nicole Moreno (amor eterno por Luli).

7.- ¿Se puede tomar piscola, tener buen sexo y no morir en el intento, después de los 30? 

Todo el rato, los 30, son los nuevo 18.

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