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Detox digital: ¿Necesitamos desconectarnos?

No eres un robot, pero en eso te estás convirtiendo.

¿Estamos demasiado estimulados? ¿Podemos vivir en paz, sin sentir que debemos contestar cada solicitud, mensaje o comentario? Uff, difícil pregunta y complicada respuesta.

De que estamos estimulados, sí, claro. No se puede negar: desde el momento en que abrimos nuestros ojos, hasta que ponemos la cabeza en la almohada en la noche, tenemos a la tecnología ahí, al acecho.

No podemos decir si es malo o bueno, porque eso lo define cada uno. Lo que sí podemos mencionar, es que es un hecho que las personas que suelen estar más expuestas llegan a un punto en que dicen “ya basta, no puedo más”.

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Hablemos de Kendall Jenner. La modelo decidió hace algunos días que era tiempo de cerrar su cuenta de Instagram. Ustedes se preguntaran por qué, si es una de las personas con más seguidores en el mundo (68.7 millones) y también, de las que más dinero gana por publicación (las marcas la aman).

Aunque no le duró muchos días, porque ya la reabrió, es interesante saber qué la motivó a eso. ¿Habrá sido una acción para llamar la atención? ¿Querrá transmitir algo más allá?

Kendall no es la primera que decide romper la relación con las redes sociales, y nos imaginamos que ser famoso ya es suficientemente difícil en términos de privacidad, más aún si tienes esa dicotomía de ser un personaje público que a la vez quiere resguardar su vida íntima.

Quizás, algunos de esos famosos que son tan populares en Instagram ni siquiera quieran tener una cuenta, pero como existen compromisos comerciales, no les queda otra.

Ahora, pensemos en todo eso, pero como personas comunes y corrientes. ¿Necesitamos desconectarnos? En realidad, debemos conectarnos, pero en carne y hueso, no a través de una pantalla.

Efectivamente, podríamos hacer un detox tecnológico: propóntelo y observa cómo empiezas a ponerte excusas a ti misma. “No puedo, porque trabajo con Internet”; “¿Cómo me voy a enterar de las cosas si no tengo WhatsApp?”; “La gente se va a ofender, van a pensar que las borré”.

Bla, bla, bla, bla. El tema del trabajo es cierto, puede ser que, efectivamente, no tengamos opción, pero siempre se pueden establecer límites. ¿Cómo hacerlo? Puedes partir de a poco.

  1. Mirar tu teléfono no puede ser lo primero que hagas en el día. Ok, sí para apagar la alarma, pero luego déjalo. Permite que tu mente despierte sin estímulos
  2. Fíjate en la cantidad de veces que miras tus cuentas de redes sociales y por qué lo haces. ¿Te produce ansiedad evitarlo?
  3. Si tienes que hablar con alguien, llámalo. Requiere de más “esfuerzo” que mandar un mensaje por WhatsApp, pero vas a ver cómo se sorprende la gente.
  4. Deja tu teléfono lejos en tus tiempos libres o cuando estés con alguien. Elimina esas distracciones que no te permiten estar en el presente.
  5. NUNCA dejes que la tecnología se interponga en el sexo. Eso debería ser regla, siempre.
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