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Justicia británica permite morir a mujer que no quiere vivir sin “belleza y juventud”

La mujer tiene sus riñones seriamente dañados y requiere de diálisis para sobrevivir. Sin embargo, se niega a recibir el tratamiento porque, según indicó, perdió su “belleza y juventud”.

Tanto el suicidio como la eutanasia siguen siendo temas que causan controversia en algunas sociedades. Por lo general, en estos temas se dan argumentos de tipo ideológico, religioso o médico, pero nunca se había visto un caso de petición de eutanasia que va más allá de estas razones.

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Es el caso de “C”, una mujer de 50 años quien pidió la eutanasia debido a que perdió la “chispa de vivir” ya que siente que no tiene belleza ni juventud. Según informa el diario británico “The Guardian”, la corte británica le dio la razón y le ha garantizado el derecho a rechazar el tratamiento médico.

La mujer que fue llamada “C” por el periódico británico para resguardar su privacidad,  intentó suicidarse con una sobredosis de Paracetamol mezclado con champagne, luego de que los médicos le diagnosticaron cáncer de mama.

Sin embargo, en lugar de morir, la mezcla de medicamentos y alcohol le provocó daños graves en los riñones. Ante esto, los doctores le indicaron que debía comenzar un tratamiento de diálisis, ya que era lo único que podía salvar su vida.

Sin embargo, “C” no quiere pasar el resto de su vida con diálisis porque teme perder su “belleza” y “juventud”.

Su caso fue llevado a la justicia y, en un dictamen poco habitual, el juez del Tribunal de Protección británico ha considerado que la paciente cuenta con capacidad mental para tomar su propia decisión y tiene derecho a rechazar el tratamiento que requiere.

Así argumentó el juez ante este caso:

El derecho a negarse a recibir tratamiento se extiende a declinar una medicación que salvaría la vida del paciente si se le administrara. Cuando un paciente se niega al tratamiento médico para salvar vidas, el tribunal sólo tiene derecho a intervenir en los casos en que el tribunal está convencido de que el paciente no tiene la capacidad mental para decidir si debe o no aceptar o rechazar dicho tratamiento.

Además, el juez continuó argumentando su dictamen, indicando que “C” es una persona a la que “no puede aplicarse el calificativo de convencional, que ha llevado una vida caracterizada por decisiones impulsivas y egocéntricas, tomadas sin culpa ni arrepentimiento”.

Ha tenido cuatro matrimonios, numerosas aventuras y ha gastado el dinero de sus maridos y amantes descuidadamente, antes de pasar a otra cosa cuando las situaciones se ponían difíciles o se terminaba el dinero.

El juez analizó también la evidencia de los psiquiatras, médicos y el testimonio de una de las hijas de la mujer, quien indicó que el estilo de vida de su madre era “bastante glamoroso” y que no quería ser “pobre”, “fea” o “vieja”:

Para ella, lo más importante era su estilo de vida glamoroso. No dejaba de decir que no quiere vivir sin su chispa y cree que la ha perdido.

Por ahora, la mujer está satisfecha con la determinación del juez. Mientras que la familia de “C” considera que “es una decisión horrible” pero respetan la última voluntad de la mujer.

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