Estás aburrida, te sientes vacía y necesitas tomar las riendas de tu vida de una vez por todas. Llegó ese momento que tanto evitaste, pero que tanto meditaste y te da miedo no saber si la decisión que tomarás será la mejor.
No podemos hablar de cambio sin mencionar el miedo. El ser humano se puede adaptar a las condiciones más extremas, a las realidades más hostiles, pero muchas veces lo hace porque no tiene otra opción.
En cambio, cuando tenemos todas las opciones frente a nosotros, es más difícil verlas, porque nadie nos está obligando a adaptarnos a una realidad distinta a la que estamos viviendo.
Recomendados
¿Cómo explotar tu sensualidad si eres mamá o estás metida en el arquetipo de la madre?
¿Por qué la Generación Z es menos feliz al resto? Nuevo estudio muestra una preocupante situación
Un evento solidario que promueve la vida saludable y apoya la lucha contra las adicciones
Una vez que tengas claro que el sólo hecho de que nadie te obligue a adaptarte a algo significa que tienes opciones, podrás verlas con más claridad. Ahora, ¿qué harás con esas opciones que están en frente tuyo?
Hay dos alternativas: tomarlas o ignorarlas. Si estás tranquila con lo que eres y haces, lo más probable es que tampoco estés buscando cambiar. El problema aparece cuando sabes que quieres transformarte, pero lo evitas o lo pospones.
¿Qué queda por hacer? Enfrentarte a ti misma. Por más irónico que parezca, nosotros mismos nos evitamos, nos coartamos, nos reprimimos y eso no nos permite conocernos mejor.
A veces vale la pena pegarse un par de raspones para subir la pared, pasar por debajo de una tormenta para llegar al lugar soleado o comer algunas frutas verdes antes de encontrar la más madura.
Lo que tienes que tener claro, es que tienes el poder para transformarte, renovarte y reinventarte si así lo deseas. Puedes ser diferente si quieres, y no importa si los demás creen que te comportas extraño, ellos se tendrán que adaptar a tu nuevo yo.