Es algo tan natural, como respirar o sentir hambre, sin embargo, las personas todavía se incomodan cuando escuchan o pronuncian la palabra “menstruación“. Es como si ese concepto estuviera asociado a algo malo, algo sucio, pero en realidad, es la fuente de la vida y la reproducción humana.
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Si no existiera la menstruación, las mujeres no podrían tener hijos, sus óvulos no se podrían juntar con los espermatozoides y simplemente, la humanidad se extinguiría.
Lo que más sorprende, es que las personas pagan dinero para ir al cine a ver una película en la que lo único que se muestra es sangre, y cuando se habla del sangramiento de una mujer, todo es terrible.
Sorprende el sesgo tremendo que aún existe en la publicidad, el concepto errado que esa publicidad transmite acerca de las mujeres y el periodo. En primer lugar, la sangre se muestra azul, cuando en realidad es roja.

Si no se ridiculiza a las mujeres insinuando que “las hormonas nos ponen de mal humor”, se crea una realidad falsa, en la que las mujeres estamos “felices porque por fin encontramos la toalla higiénica adecuada“.
A las mujeres nos molesta sangrar una vez al mes, muchas veces es incómodo, doloroso y molesto. A pesar de todo eso, hacemos nuestra vida normal cuando tenemos el periodo porque es algo natural, que es parte de nosotras.
Es tan natural como tener el cabello largo o corto, como tener los ojos azules o café, como ser delgada o robusta. La menstruación es parte de la mujer y no tiene por qué ser algo tabú o incómodo de escuchar.
No es algo malo o bueno, sólo es. Deberíamos hablar más del periodo porque no es algo extraño; es lo que permite que demos vida, que existamos. Es algo que cuando no está, se extraña y hace falta.