La relación entre sueldos y bienestar emocional no siempre es equilibrada. Se dice que el dinero no es la puerta hacia la felicidad, pero tal vez el trabajo de tus sueños sí lo sea.
El estudio que les muestro fue dirigido por la compañía Michael Page, dedicada al reclutamiento de personal, y se basó en el reporte 2014 de política y bienestar del Gabinete del Reino Unido.
Se analizaron unas 260 ocupaciones, para saber qué tan felices eran quienes las practicaban. Los trabajadores, de entre 35 y 50 años, calificaron qué tan satisfechos estaban con sus vidas, del 1 al 10. Quienes recibían salarios menos altos, en general, se consideraron más felices.
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Por ejemplo, se comprobó que los instructores fitness se sienten más felices que los abogados, a pesar de los primeros ganan mucho menos que los segundos.
Entre los más felices se encuentran los enfermeros dentales, los secretarios en escuelas y empresas, los granjeros y, sorprendentemente, los miembros del clero (¿qué tan feliz será Libby Lane, la primera obispa de la historia?). Ninguno de los anteriores gana un salario siquiera cercano al de un CEO.
El estudio se refiere a un solo país y no arroja datos sobre por qué las personas se sienten felices con tal o cual ocupación. De entrada habría que ponerse de acuerdo sobre qué se considera feliz o infeliz.
Sin embargo, los resultados sirven de pista, para que no se nos olvide que los salarios de muchas cifras no lo son todo.