Las palabras

Están las que acarician, las que sientes que te abrazan, las que resultan melodía, las que iluminan y hasta guían, las que inspiran, las que dibujan, las que son recuerdos, las que no quisimos pronunciar.

Las naturales, las que fabricamos, las que ensayamos antes de decir, las que no tienen coherencia ni lógica, las que se quedan sin tilde, las inventadas, las que no sabemos aplicar bien.

Las que guardamos profundamente, las que queremos olvidar, las que no debimos haber dicho, las que apenas fluyen, las que se desbocan, las que atrapamos.

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Las que causan escándalo, las que dan consuelo, las que se vuelven un regalo inesperado, las que nos tenemos que comer y nos saben amargas, las que se quedan como un nudo en la garganta, las que decimos y aún así nos hacen falta, las que prometemos no repetir, las que nos enferman, las que no cumplimos, las que nos enamoran, las que matan ilusiones, las que nos aterrizan, las que ensordecen.

Las que nos toman por sorpresa, las que saben a dolor, las que extrañan, las que pronunciamos entrecortadas, las que curan, las que susurramos, las que anhelamos, las que exigimos, las que necesitamos, las que aún se encuentran en la comisura de los labios.

Las que volvemos metáfora, ironía o sarcasmo, las que adornamos, las que escurren por los ojos, las que hacen más grandes los vacíos, las que no encuentran espacio.

Las que no regresan, las que no llegan, las que se pierden, las que siempre llevas, las que diseñan sueños, las que besan, las que huelen a vainilla, las que no tienen esencia.

Las que se convierten en sonrisa, las que ocultan, las que se disfrazan de silencios para no lastimar, pero igual hieren, las que vuelan, las que se esconden, las que nos sacamos con tirabuzón, las que todavía resuenan, las que conjugamos, las que nos separan, las que fingimos, las que destrozamos.

Las que nos jalan, nos avientan, las que soltamos, en las que nos quedamos.

Las que desgarran el pasado, envuelven el presente y tiemblan en el futuro que no promete…