La escuela tiene la pretensión de formarte para el futuro. Sin embargo, en muchos casos, dejan ciertos espacios en blanco que de mucho nos sirven en la vida diaria.
Como por ejemplo:
1. No rogar por un puesto
Si no recibes una respuesta por un empleo, no estás obligado a insistir ni ellos a dejarte claro que no requieren de tus servicios. Planea dejar un plazo para que te den resultados y, en dado caso, de que no te respondan, sigue ampliando tus opciones.
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Un rechazo no es el fin de tu vida laboral. Pero un consejo: cuida tu imagen laboral.
2. Aprender a valorar tu trabajo
Sí, muchas veces nos acomodaremos al salario mínimo que a no tener empleo, pero muchas veces es cuestión de esperar a que te contacte la empresa ideal que valore lo que haces. Cuestión de paciencia y de no conformarse por la crisis.
3. Lo que más importa en todo rubro
Existe mucha competencia en cualquier rubro. Así seas abogado, contador, mercadólogo e incluso artista. Por dondequiera que veas, existen personas que quizá no sean mejores que tú, pero es su objetivo hacerle ver a las empresas que sí.
Se trata de demostrarles que, pese a la edad y la experiencia o la escuela de renombre, tú como profesionista vales por aparte de la competencia.
4. Cómo conseguir trabajo
A pesar de que tu diploma tenga un título de renombre, muchas veces tu profesión no te prepara para el ambiente laboral real de hoy en día. Salir de la universidad no necesariamente te dará una charola de plata de ofertas laborales decentes.
Se trata buscar, contactar y, sobre todo, investigarlas por tu cuenta.
5. Cómo darte de alta en Hacienda
Los trámites burocráticos siempre serán un dolor de cabeza. Muchas veces te confundirán y otras más, incluso te darán por vencida. Existen mil y un reglamentos de los que debes de memorizarte las consecuencias de tu situación.
Lo más importante es tener paciencia y armarse de valor para perder todo un día en la sede.