Si bien puede ser novedoso, esta tradición de realizar una mini réplica de la Casa Blanca del Presidente estadounidense comenzó en el año 1972 bajo el mando de la Primera Dama Patricia Nixon.
Desde entonces que cada año para la Navidad, los chefs se reúnen en crear un nuevo diseño especial conmemorando la emblemática casa, pero de galleta de jengibre.
Son 136 kilos de masa, 1.200 galletas y un equipo de chefs para lograr la majestuosa réplica. Sin embargo, al estar expuesta a más de 70 mil personas, para Año Nuevo será botada a la basura y nadie logrará probar ni al perro hecho de azúcar ni un árbol ni la entrada principial.