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Lo complejo de ser niño en clave de teatro y stop motion

Esta obra se acerca a la manera de percibir el mundo de los niños, sin subestimarlos ni idealizarlos.

Dos hermanos, Felipe y Max, están aparentemente solos en una gran casa, y el mayor, Felipe, se está quedando invisible. Este es el punto de partida de “Un Poco Invisible”, cuarta obra de la compañía Maleza que se estrena el 5 de diciembre en M100 y narra, a través de la combinación de teatro y animación stop motion, la historia de estos niños y su percepción del mundo que los rodea.

La historia, escrita por Andrés Kalawski, se sumerge la manera de ver el mundo de los dos hermanos protagonistas. Ellos guardan un secreto, los adultos son terribles y no hay más consuelo que el que da la televisión, convertida en oráculo. Juntos intentan encontrar una solución.

El proyecto comenzó cuando el dramaturgo invitó a Hugo Covarrubias y Muriel Miranda, directores de Maleza, para que se hicieran cargo de la dirección y puesta en escena de su texto. Desde entonces el proceso ha tomado alrededor de un año y medio, ya que partió con un trabajo sobre la dramaturgia, siguió con la animación, luego la investigación sonora y, finalmente, la puesta en escena teatral. El elenco está compuesto por Mariana Muñoz y la misma Muriel.

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Esta obra se acerca a la manera de percibir el mundo de los niños, sin subestimarlos ni idealizarlos. Su autor precisa que se parte de la premisa “que la mente de los niños, aunque distinta, es igualmente compleja que la de los adultos y que, aunque las preocupaciones cambien según la edad, la niñez no es el paraíso, sino una etapa de desarrollo compleja y llena de problemas. No se trata de que no haya felicidad en la mente infantil. Se trata de reconocer el dolor y los miedos que también habitan en los más pequeños”.

Muriel Miranda cuenta que “a Hugo y a mí nos gustó la invisibilidad del personaje de Felipe, trabajar lo invisible tanto en el tratamiento visual como en el trasfondo psicológico de lo que esto significa. Las diversas interpretaciones que provoca la presentación de un personaje que nadie puede ver. Nos interesó también que la historia estuviese contada desde los niños y como la infancia puede ser una etapa difícil”.

A Maleza le interesa contar historias con teatro y animación y “Un poco Invisible”, es la excusa perfecta para desarrollar una puesta en escena de esa línea. “El juego de lo invisible se convierte en un desafío escénico donde la animación facilita el efecto y nos permite que la obra suceda en distintos escenarios, ya que la animación son pequeñas maquetas de diferentes lugares. A veces los muñecos están dentro de esa maqueta o las actrices. Se comparten sets de animación y la proyección de estos lugares es también la escenografía de la obra”, precisa Muriel.

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