El sensible tema de la belleza es muy relativo, dependiendo de la perspectiva y el contexto; al referirnos a la femenina, muchos somos partidarios de que todas somos bellas.
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Pero en cuestiones más prácticas, parece haber una real distinción entre mujeres “feas” y las “hermosas”, como en el caso de la clasificación que hace la milicia americana al escoger quiénes representarán la facción femenina en los promocionales de las instituciones militares.
En Estados Unidos, una coronela pidió estrictamente que le facilitaran las fotografías de mujeres “feas”, porque es el perfil idóneo para publicitar la imagen de las fuerzas armadas para que más chicas se sumen a las filas de combate; justificando que las “bonitas” son percibidas como las que no estarían dispuestas a quebrarse una uña o que han salido adelante valiéndose de su belleza antes que otros méritos.
Creo que el tratamiento del tema desde la perspectiva de feas y bonitas, debe enfocarse mejor como mujeres rudas versus las de imagen femenina (que me sigue pareciendo relativo aún).
A juzgar por esta solicitud, todo indica que la milicia y la feminidad están peleadas. Son un poco injustas las inferencias que hacen en los logros tanto de las “feas” como de las “bonitas”, así como describir de esta manera el perfil que se debe cumplir profesionalmente, en este caso el militar.
Hay que prestar atención que esta discriminación (en su sentido neutral) se debe, más que a los propósitos de la institución, a la observación y conclusiones de lo que la gente interpreta en la imagen estereotipada de una mujer militar.
Es muy curioso, pero admitamos que esa ciencia tan engañosa (y perversa) llamada Publicidad maneja valores cuestionables que siempre incitan a la discusión y se vale a su antojo de la idiosincrasia de la sociedad, de la que es finalmente un reflejo; del mismo modo hay que reconocer que a pesar de sus métodos, la mayoría de las veces es efectiva y cumple sus objetivos.
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Entonces, en estos términos ¿se vale hablar de mujeres feas y bonitas?
Fuente: NY Post