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Descubriendo mi talento, todavía

A los veintitantos, ¿es válido decir que aún no encuentro mi vocación?

¿Cuándo descubriste tu vocación? ¿Fue antes de escoger tu carrera o después? ¿O aún no la descubres?

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Al platicar con amigos, me conforta saber que no soy la única que, a sus veintes con una carrera universitaria y un trabajo, no he descubierto eso que comúnmente conocemos como “vocación” o “talento”, vaya no sé para qué soy buena.

Otras veces, cuando empieza a agobiarme el asunto y trato de abrirlo con las personas que me rodean, percibo una reacción negativa “¿Cómo que no sabes? ¡Debes saber! Eso lo debías pensar antes de estudiar una carrera”. En serio, ¿se puede saber qué queremos hacer el resto de nuestras vidas a los 17? ¿De verdad hay una edad límite para descubrir la vocación?

Otra respuesta que he recibido es que el talento o vocación es aquello que sé hacer bien. Pero he sentido, que aún las cosas que sé hacer no son las que me dan satisfacción, nuestras aptitudes no siempre son la respuesta para saber a qué queremos dedicarnos o qué seremos en la vida.

Pues bien, me encuentro en los veintitantos, con una profesión, he laborado en 3 o 4 áreas de trabajo y es fecha que no he descubierto mi talento; que en efecto, como dice una amiga, “‘ta-lento”. Ella, quien en su experiencia, lo descubrió muchos años después de la universidad y en un ámbito muy diferente a la carrera que estudió, y me tranquiliza a menudo diciéndome que va a llegar el momento, que es seguro que llegará. ¿Llegará?

El asunto empieza a estresarme un poco más cuando siento quedarme atrás en esta carrera tan competitiva que es la vida, y parece que no voy al mismo paso de los demás. Pero ¿quiénes son los demás? ¿Ellos ya descubrieron su talento? Quizá ni siquiera están preocupados en encontrarlo, muchos parecen seguir caminos que trazaron desde adolescentes, la verdad es que no lo sabemos.

La primera lección aquí es que no vale la pena compararse con otros, todas las situaciones son distintas; y segundo, si ya decidí complicarme la vida en esta búsqueda arriesgándome a no solo decidirme por lo que sé hacer, sino por lo que me satisfaga, lo menos que puedo hacer es asumir el compromiso en encontrarlo.

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De todo esto, de lo que sí estoy plenamente convencida, es que el talento no es algo que se descubra mientras estamos esperando pasivos o que surja como una iluminación. La vía en que concibo este “descubrimiento” es haciendo las actividades que me gustan, estar activa y no dejar de hacer y/o aprender aquello que me mantenga entusiasmada, que me motive y apasione. Entre más lo hago, veo un poco más claro el panorama, confiada en que en la práctica y perfeccionándome en lo que disfruto pueda acercarme a encontrar esa vocación. A menos que empiece a considerar la vocación como algo que no es para siempre, y siempre podamos optar por cambiar de planes de acuerdo a nuestro contexto, necesidades y satisfacciones.

¿Te has sentido similar? ¿Qué piensas al respecto?

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