Cuestión de velo

Nada dice novia como un buen velo traslúcido. Aunque no se puede decir con certeza cuándo empezó a utilizarse, el uso del velo puede datarse desde antes de la Edad Media. La tela blanca sobre la cabeza de la novia tiene un simbolismo concreto: pureza, castidad y modestia.

Según lo que nos cuenta la historia en la Antigua Roma se usaba cubrir a la novia con una tela roja de pies a cabeza con la creencia de que los espíritus malignos serían atraídos por su belleza y pureza. Hoy en día los velos pueden ir en muchísimas longitudes y lo más tradicional es que sean color blanco, hueso, beige o perla (según el vestido de la novia).

Aunque hay muchas novias que sólo eligen usarlo para la iglesia, es cierto que la variedad que existe en los velos es infinita en cuanto a diseño y encajes y ahora es cuando el velo goza de un protagonismo tal que hace imposible no ver los miles de fotografías que existen sobre sus distintas formas.

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La decisión del tipo de velo que escojas para tu boda dependerá del estilo del vestido, del protagonismo del mismo, de cuánto tiempo planees usar el velo y el estilo de tu peinado. Pero viendo las opciones, es más fácil saber si quieres algo muy corto o muy largo – y yo que siempre pensé que todos medían lo mismo-.

Entre los tipos más populares de velo están: el birdcage, la mantilla (que va hasta abajo de la punta de los dedos) y el más largo conocido como “velo catedral”.