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CL: ¿Por qué Karina Sepúlveda merecía ser absuelta?

Luego de 14 meses de prisión, la mujer que mató a su marido tras recibir violencia física, psicológica y sexual por 18 años, podría recuperar su libertad.

Luego de 14 meses de prisión, Karina Sepúlveda, la mujer que mató a su marido tras recibir violencia física, psicológica y sexual por 18 años, fue absuelta esta mañana por el Tribunal Oral de lo Penal de Puente Alto, argumentando que la mujer había actuado en un estado de Necesidad Exculpante, perteneciente a la ley de femicidio en Chile y ocupado por primera vez en el país, constituyendo un hecho histórico y un importante precedente jurisprudencial en casos de violencia y maltrato de género.

El 17 de octubre de 2011 Karina Sepúlveda, de 33 años en ese entonces, tras mantener una intensa discusión con su marido (38), esperó que éste se durmiera, tomó el arma que él guardaba bajo su almohada y de un tiro en la cabeza terminó con 18 años de violencia. Luego de esto, llamó a carabineros y se entregó.

Dos días después Karina quedó en prisión preventiva, formalizada por el delito de parricidio en el tribunal de Garantía de Puente Alto, con un plazo de cuatro meses para la investigación, pero que finalmente y a petición de la Fiscalía tardó 14 meses.

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En una entrevista para el semanario The Clinic, Karina explicó que la demora de la investigación se debía a que el Fiscal Patricio Vergara intentaba probar que ella tenía un amante. Pero eso no era justificación para las agresiones que sufrió.

Durante la misma conversación con la periodista Ana Rodríguez, Karina apeló por su libertad: “Me merezco la libertad por mis hijos. Yo sufrí pero ellos también. Asumo la culpa de mis errores, de que mentí cuando dije que no me maltrataban, que me equivoqué. Pero no por eso me tienen que encarcelar. Se han visto tantas libertades injustas, a cuántos violadores han dejado libres. Eso es injusto”.

Justicia para Karina

Diversas organizaciones de Derechos Humanos, comenzaron a trabajar por la libertad de Karina bajo la figura de “Necesidad Exculpante” y explicando que el Estado chileno a través de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, Convención Belem Do Pará, debe garantizar en todas las chilenas, el “derecho al reconocimiento, goce, ejercicio y protección de todos los derechos humanos y a las libertades consagradas por los instrumentos regionales e internacionales sobre derechos humanos”. Asimismo, exige a los Estados “abstenerse de cualquier acción o práctica de violencia contra la mujer y velar porque las autoridades, sus funcionarios, personal y agentes e instituciones se comporten de conformidad con esta obligación”.

El 7 de diciembre el sitio Yo Apoyo.cl publicó en una de sus entradas “Yo Apoyo: “Justicia para Karina. No más Violencia contra las Mujeres”, una campaña en apoyo a la mujer que lleva consigo más de 64 cicatrices en piernas, muslos, brazos, espalda, rostro y qué decir del incontable número de heridas en la mente y el alma.

“El miedo a las amenazas de su pareja de matarla, quitarle a los hijos, incluso matar a su papá, incidieron en que Karina jamás lo haya denunciado, sin embargo sí lo hicieron sus vecinos y su madre”, explica la redacción.

“Cuando una mujer ha vivido violencia de pareja de múltiples formas e intensidades durante 18 años, significa que como sociedad hemos fallado. El punto es que es posible reivindicarnos exigiendo justicia para Karina. Esta vez ya no seremos todos los que fallaremos a Karina, será una institución a través de la revictimización de la que está haciendo objeto a Karina, en consecuencia el Estado por no garantizar que esto no ocurra”, explica Tatiana Hernández Socióloga, Observatorio de Género y Equidad.

Karina resisitió, calló y mató y si hoy es absuelta es porque por fin existe una figura legal capaz de comprender que hay ciertos casos en que se actúa en defensa personal, con otros tiempos, con otros procedimientos y premeditaciones propias de una mujer que sufre violencia de género, pero en estricto rigor, es defensa.

Obviamente que no es lo lógico llegar a ese extremo, pero cuando una mujer es maltratada, su reincidencia es altamente juzgada; se la culpa por no denunciar, se le da clases de empoderamiento barato, de un liderazgo que dentro de su nebulosa de pasión, amor y agresión – dependencia, inseguridades- no entiende y no tiene por qué entender por qué quien dice amarla, no la ama. Simplemente no lo entiende y cede o deja de ceder para siempre. ¿Se han puesto en los  zapatos de una mujer maltratada?

Desde afuera podemos apelar a la lógica, pero desde adentro ya se está dañado, ya se está infectado.

Debiéramos dejar de juzgar, de repartir responsabilidades de género y enfocarnos en el maltratador, detectarlo, ayudarlo y dejar de engendrar en nuestra sociedad sexismos extremos que sólo terminan viendo en la agresividad el poder.

Claramente Claudio Reyes, el marido fallecido, es víctima y no precisamente del delirio de Karina, si no de ser hijo de una sociedad que le dio todas las herramientas para maltratar a una mujer, hacerla callar y que sin ir tan lejos el pasado siglo, le otorgaba  incluso legalidad para matarla.

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