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Mi Abuelo y Yo

Él es por lejos una de las personas más importantes en mi vida. Es de esos hombres que tienen la capacidad de hablar con gente de cualquier edad y entenderla. Tiene una sensibilidad indescriptible y es quien me hizo creer que cada día uno puede ser mejor.

Para mí mi abuelito es por lejos una de las personas más importantes en mi vida. Es de esos hombres que tienen la capacidad de hablar con gente de cualquier edad y entenderla. Tiene una sensibilidad indescriptible y es quien me hizo creer que cada día uno puede ser mejor.

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Con él hablo de todo, incluso de relaciones de pareja. Si bien es un poco machista y cree que a los hombres hay que decirles a todo que sí, se ríe de mi rebeldía y al final entiende que estamos en otro siglo.

Pese a su edad es todo un galán. De hecho mis amigas lo encuentran de lo más guapo. Y cómo no serlo, con su casi metro 80 de estatura, sus ojos verdes y su largo pelo blanco.

Tenemos una conexión especial que viene desde que yo nací. Desde que tengo uso de razón él ha estado a mi lado. Me balanceaba en el columpio, me enseñó a comerme los mejores hot dog en el centro de la capital, me mostró que las frutas más ricas están en la vega central, que una Coca Cola no es lo mismo sin limón y que con una sonrisa y algo de buena onda, siempre todo resulta mejor, incluso si una persona no es de tu agrado.

Mi tata es un ídolo y uno de los hombres más inteligentes que conozco. Si bien no tiene un título universitario, es un avanzado en cuanto a experiencia de vida. Trabajó es muchas fábricas y llegó a ser muy respetado en todas ellas. Además es un carpintero innato y basta con entrar a su casa para notarlo. Casas de pájaro construidas por todos los alrededores, bancas de madera en medio del patio, figuras talladas por él, la casa del Tomy, su perro, y una caja de deseos que me regaló a mis 10 años, son parte de sus obras de arte.

Hace casi dos meses quedó viudo. Mi abuelita tenía demencia senil y él fue su enfermero. Pese a sus malestares con la diabetes, la cuidó hasta el último día. La bañaba, mudaba, consentía y se encargaba de hacer que todos sus días fueran maravillosos. Y así fue. Ella se fue durmiendo a su lado, mientras le tomaba su mano. Aún tengo la esperanza de encontrar a un hombre como él.

Hoy está en el hospital, tratando de estabilizar su diabetes. Lleva un mes ahí y ya es amigo de todos en el lugar. Eso es parte de su personalidad. Yo lo visito a diario y seguimos juntos como el primer día.

¿Cómo es tu relación con tus abuelos?

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