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Se viene la Copa América y estoy tan ansiosa como cuando empezó el mundial hace casi un año atrás. Soy de las minas que se levanta con una sonrisa en la cara cuando sé que hay un buen partido para ver en la tele, sobre todo cuando es de La Roja. Más aún si es en un campeonato internacional y de tanta relevancia como lo es este evento deportivo.
La lata es que muchas veces las mujeres no tenemos el espacio para opinar de este deporte. Tengo amigos que hasta les da urticaria cuando una mina comenta un gol, una jugada o cuando dice que tiene un partido con las amigas. Creo que a las mujeres, hoy por hoy, nos cuesta hablar de fútbol, incluso cuando hay ocasiones en que tenemos algo muy interesante que decir, más allá si el jugador es rico o tiene buenas piernas, como algún machista podría pensar. Aunque también hay que decir que hay hombres que nos dan el espacio.
Me encanta opinar de fútbol, me las grito toda en los partidos y disfruto comentando las jugadas con gente que le apasiona este deporte. Como alguna vez les he contado, soy de familia futbolera. Mi papá jugó en la Unión Española, lo llamaron para jugar en la selección, mi tío jugó en Centroamérica, mi tata en el Colo Colo y mi tío abuelo, aparte de jugar en el mismo equipo que mi tata, fue seleccionado nacional y jugó en el mundial del 62. Por lo que he crecido en medio de puro fútbol.
Hoy vemos que hay cada vez más mujeres interesadas en este deporte. La idea es llegar a que el tema de que una mina opine de fútbol o de que un periodista de este ámbito sea mujer, no sea portada de una revista, como lo que ocurrió con la Wikén el viernes pasado. Las mujeres somo tan capaces como ellos de opinar y sobre todo, de ser profesionales y estudiar sobre lo que ocurre en ese mundo. Ojalá que el paso a que una mina sea comentarista deportiva llegue luego, para que se le dé algo de frescor a los ya archiconocidos Carcuro, Palma, Solabarrieta, entre otros.